MADRID.- Catorce días después de empezar este recorrido por algunas de las comunidades autónomas con lengua propia, llega el momento de parar y reflexionar sobre lo que nos hemos encontrado. Abrimos este espacio con la intención de "intentar comprender mejor el 'conflicto' entre el castellano y el resto de lenguas oficiales en estas regiones. O ver cuál es la verdadera magnitud de tal conflicto, que últimamente acapara las portadas de los periódicos". Así es cómo lo planteé en el primer post y ése ha sido el objetivo durante todo el viaje. Queríamos comprobar qué era lo que realmente ocurría después de ver cómo el tema tomaba cada vez más tintes políticos. Pero ahora, después de haberos ofrecido los testimonios, argumentos y herramientas para que sacarais vuestras propias conclusiones, no queríamos despedirnos sin contaros cómo lo hemos vivido nosotros.
Aunque el tema de las lenguas afecta a todos los ámbitos de la vida cotidiana, es en la educación en el que más ampollas levanta. Como hemos visto, la legislación es distinta dependiendo de la región. Mientras que en Cataluña la única opción es que la enseñanza obligatoria se imparta en catalán (salvo la asignatura de Lengua castellana y Literatura, que siempre es en castellano), en Galicia y Baleares la ley exige que, al menos, el 50% de las materias sean en la lengua propia de la comunidad, algo que progresivamente ha dado pie a un sistema de enseñanza mayoritariamente monolingüe en estos idiomas. A día de hoy, la única comunidad en la existe la posibilidad real de recibir la enseñanza íntegramente en castellano, a excepción de Lengua vasca y Literatura (modelo A), es en el País Vasco, donde también existe un modelo sólo en euskera (D) y otro mixto (B). Sin embargo, la opción A cada vez se oferta menos y tiene un futuro incierto después de que el Gobierno vasco aprobara un decreto que convertía al euskera en la lengua vehicular.
La Administración y las relaciones con ella es otro de los grandes caballos de batalla de la lengua. Desde las instituciones autonómicas se promueve el uso de gallego, catalán y euskera y, habitualmente, éstas son las lenguas que usan, de entrada, los funcionarios, a excepción del País Vasco, donde el bilingüismo estaba presente en carteles, indicaciones e impresos. En el resto de comunidades, los organismos oficiales dan prioridad a las lenguas exclusivas de estos territorios en mayor o menor medida, desde los folletos sólo en uno de estos idiomas a los impresos exclusivamente en catalán que nos encontramos en Barcelona.
¿Y qué ocurre en la calle? Una de las impresiones que he tenido varias veces durante estas dos semanas — y que vosotros me habéis transmitido — es que el llamado 'conflicto' no se percibe como tal entre los ciudadanos. O al menos, no entre la mayoría de vosotros ni al nivel que se plantea en las esferas políticas y los medios de comunicación. Independientemente de que la vida en Cataluña sea mayoritariamente en catalán, al igual que en Baleares y en buena parte de Galicia (no así en el País Vasco, donde la población es mayoritariamente castellanohablante), sólo hay que darse una vuelta por estas comunidades para comprobar que la comunicación en castellano es perfectamente posible, sin ningún impedimento.
Durante el viaje nos hemos reunido con representantes de asociaciones que defienden la inmersión lingüística en las escuelas pero también con personas que demandan la posibilidad de acceder a una enseñanza íntegra en castellano. Pese a que las situaciones difieren entre comunidades autónomas, los argumentos de unos y de otros son bastante parecidos.
Por un lado, existe la reivindicación de tener la libertad de elegir la lengua en la que se quiere educar a los niños. Además, muchos de los padres que denuncian que esta posibilidad no existe, argumentan que exigir a los alumnos que reciban las clases en una lengua que no es la suya materna conlleva un esfuerzo extra que tiene repercusión en los resultados de los niños.
Los argumentos contrarios apelan a la necesidad de compensar la mayor presencia del castellano en la sociedad para garantizar que los alumnos dominan ambas lenguas cuando finalizan la enseñanza obligatoria. Aseguran que los niños aprenden el castellano en su día a día en sus familias y a través de los medios de comunicación pero que no ocurre lo mismo con las otras lenguas, que no tienen tanto peso social. Además, recuerdan que los modelos de enseñanza bilingüe en inglés, francés e italiano llevan años en vigor sin que se cuestione su efectividad.
Respecto a las políticas de fomento de las lenguas, también hemos encontrado posturas enfrentadas. Los partidarios de que existan programas y campañas para conseguir una mayor presencia de catalán, euskera y gallego proponen estas acciones como una cierta discriminación positiva que compense la omnipresencia del castellano y que garantice un bien cultural tan importante como son las lenguas. La defensa de las lenguas va de la mano con un sentimiento nacionalista. De hecho, existe un sentimiento en lugares como Galicia y Cataluña de que desde que el BNG y ERC forman parte del gobierno autonómico, la extensión de las lenguas propias de estas comunidades se ha convertido en una prioridad.
En el fondo de toda esta cuestión encontramos el enfrentamiento de dos posturas: la defensa de las libertades individuales (elegir la lengua de escolarización) frente a los derechos para salvaguardar una lengua, que conllevan poner en práctica medidas de discriminación positiva. Frente a esta realidad, los ciudadanos se ven en la situación de elegir una u otra opción.
Pero el conflicto político y mediático no refleja la situación real de los habitantes de las comunidades bilingües, que conviven en una realidad mucho más compleja y con los suficientes matices como para que no sea fácil adherirse a manifiestos o contramanifiestos que no contemplen posturas intermedias. El continuo uso y manipulación de la lengua como arma política ha desvirtuado la esencia de un debate que no es baladí puesto que las decisiones que se adopten sobre el asunto tendrán un peso innegable a la hora de determinar de las nuevas generaciones y de estas sociedades.
Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.