Montevideo.- Las ballenas francas, que estos días comienzan a llegar a las costas uruguayas, se han convertido en el emblema representativo del desarrollo de un turismo "responsable y sostenible" en el país, cuya campaña se lanzó hoy.
"La ballena es una especie que llama la atención de la gente y hace que nos acerquemos más hacia el mar y hacia otras problemáticas muy graves de ese hábitat", explicó en Montevideo durante el lanzamiento de la temporada de avistamiento de estos mamíferos el responsable de la Organización para la Conservación de Cetáceos (OCC) de Uruguay, Rodrigo García.
El circuito "Ruta de las Ballenas" tiene una función turística e interpretativa y recorre a lo largo de la costa este del país, desde la localidad de Punta del Este hasta la frontera con Brasil, diferentes puntos estratégicos, como faros y elevaciones naturales, desde donde es posible ver a los cetáceos.
Esa ruta permite el reconocimiento del mar como parte integrante del territorio uruguayo, la ratificación del carácter natural del país y la afluencia de turistas fuera de la temporada veraniega, destacó la subsecretaria del Ministerio de Turismo y Deporte, Liliam Kechichián.
"El desarrollo sostenible y la conservación son dos caras de la misma moneda", aseguró García, quien señaló que las certificaciones medioambientales para los operadores turísticos son una "buena herramienta" de crecimiento.
"La sostenibilidad es un activo de empresas cada vez más exitosas en un mercado cada vez más exigente", añadió.
Este turismo de avistamiento de ballenas mueve cada año a más de doce millones de personas y genera unos 2.000 millones de dólares en los 90 países donde se puede observar estos cetáceos, que permanecen hasta noviembre muy cerca de las playas uruguayas.
Las ballenas francas pueden llegar a vivir más de cien años, miden entre 14 y 16 metros, alcanzan unas 45 toneladas de peso y se distinguen del resto de grandes cetáceos porque exhalan el aire en forma de "V".
Uruguay volvió a formar parte en 2008 de la Comisión Ballenera Internacional tras 22 años de ausencia en ese organismo, formado por 81 países.
"Sorprendió que un país chico y pobre regresase con una posición conservacionista", explicó García, quien participó junto con otros miembros de OCC en la última reunión de la organización internacional, celebrada en Chile a finales de junio.
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