Zapatero se comprometió ayer a la defensa de los más afectados por "el frenazo económico" y prometió cumplir las promesas sociales, mientras Rajoy le acusaba de "no decir la verdad" en la campaña electoral y le ofrecía apoyo para "corregir este descalabro".
El presidente ha resucitado el alma socialdemócrata del PSOE para defenderse del primer ataque de Rajoy y del resto de los grupos de la cámara. Le reprocharon su falta de previsión, de medidas concretas contra "una crisis" que, según el líder del PP, ocultó durante la campaña electoral. Y que ni siquiera tiene derecho a nombre. Reproche que, con más o menos gracia, le han hecho todos los grupos por ocultar la palabra crisis.
Si la economía siempre aburre a la mayoría de los diputados y periodistas, el tono del discurso del presidente, a las cuatro de la tarde de un caluroso 2 de julio madrileño, no ayudaba a despertar a sus señorías. El presidente desgranó las medidas económicas que ha tomado el Gobierno y que tanto el propio Zapatero ha explicado ya casi tantas veces como el vicepresidente económico Pedro Solbes, que ayer mismo insistía en lo pobres que somos.
Pasaban ya de las 4.30 de la tarde y el personal sesteaba. El diputado "constitucionalista" Manuel Pizarro se dedicaba a su libreta negra. El ministro sin corbata, Miguel Sebastián, se entretenía con los mensajes de su móvil. Soraya Saénz charlaba con Cospedal y Pío García Escudero, que dejó el Senado y estuvo en la bancada popular, al lado de Cospedal, Soraya y Rajoy. Gabriel Elorriaga se entretenía en una esquina del hemiciclo. En ese momento, Zapatero atacó el folio 23 de su discurso con sus "pronunciamientos".
Los más vulnerables no van a pagar las "dificultades serias que vivimos", por un imperativo de "equidad social". El personal se despabila a tiempo y estallan los aplausos. El Gobierno va a cumplir todas sus promesas: mejora de pensiones, de salario mínimo, aplicación de la Ley de Dependencia. No habrá congelación del gasto social ni del productivo.
Porque si en la pasada legislatura, cuando había crecimiento, se aplicó "una gestión socialdemócrata para redistribuirlo", ahora, cuando las cosas van "menos bien, también aplicaremos una política socialdemócrata" para proteger a los que se encuentran "en peor situación".
¿Quién nos dijo que la crisis financiera jamás afectaría a España? ¡¡¡ZAPATERO!!! | ¿Quién congela el salario mínimo interprofesional (SMI) en tiempos de crisis? ¡¡¡EL PP!!! |
¿Y aquello de que tras una leve caída de los indicadores vendrían dos años de economía fuerte y pujante? ¡¡¡ZAPATERO!!! | ¿Quién dedica sólo el 0,2% de ayuda al desarrollo cuando España ya crecía? ¡¡¡EL PP!!! |
¿Y que la inflación comenzaría a bajar a partir de marzo o abril de 2008? ¡¡¡ZAPATERO!!! | ¿Quién no hacía ningún esfuerzo presupuestario en pensiones? ¡¡¡EL PP!!! |
¿Quién juraba que España lograría el pleno empleo en poco tiempo? ¡¡¡ZAPATERO!!! | ¿Quién no hizo ningún esfuerzo de inversión en I+D+I? ¡¡¡EL PP!!! |
¿Quién perjuraba que el crecimiento del año 2008 no bajaría del 3,3%? ¡¡¡ZAPATERO!!! | ¿Quién ha subido el SMI y las pensiones? ¡¡¡LOS SOCIALISTAS!!! |
¿Quién llamaba antipatriotas a los que ponían en duda su palabra? ¡¡¡ZAPATERO!!! | ¿Quién ha aumentado la ayuda al desarrollo al 0,5%? ¡¡¡LOS SOCIALISTAS!!! |
¿Cómo olvidar su linda metáfora electoral de aquella 'champions league' de la economía? | ¿Quién ha triplicado la inversión en I+D+I? ¡¡¡LOS SOCIALISTAS!!! |
El presidente tenía clara intención de llevar el debate al terreno ideológico cuando repitió la táctica en la primera replica a Rajoy. Porque lo que Zapatero quería era transmitir a los ciudadanos "el apoyo a los trabajadores, a las familias y a los jóvenes y a los pensionistas".
A partir de ese momento, recurrió al debate de ideas, a las diferencias entre una política de derechas y otra de izquierdas, comparando las políticas de los Gobierno en que estuvo Rajoy, y los logros del suyo. Para rebatir las acusaciones del líder del PP, sobre cómo había engañado durante la campaña electoral, Zapatero le acusó de confundir "previsiones con compromisos" y citó las veces que organismos internacionales como el FMI o la OCDE han tenido que rectificar sus previsiones.
Después, el presidente utilizó el sistema pregunta-respuesta a sus incondicionales, que tan buen resultado le había dado a Rajoy en su intervención, con gran éxito entre las filas populares. Incluso entre aquéllos que aplaudían con mano floja, como Ángel Acebes, Gabriel Elorriaga y Astarloa.
Las bancadas de uno y otro grupo estaban entrenadas para responder a los interrogatorios de sus líderes. Aunque todo hay que decirlo, los del PP corearon mejor y al unisono. Zapatero pilló desprevenidos a una parte de los suyos, que no tenían clara la respuesta final.
Afortunadamente para los escoltas, los choferes de los ministros y los fotógrafos, los 38 grados del día anterior habían descendido hoy ligeramente en la Carrera de San Jerónimo, sede del Parlamento. El personal llegaba animado. El primero el presidente, que escapó a la mayoría de los flashes llegando antes de tiempo al Congreso. No habían pasado ni las 2.30 de la tarde cuando se presentó con su equipo.
Avisados de que Zapatero ya estaba dentro, redactores y gráficos se apuntaron a observar el desfile de la primera tarde grande del verano en el hemiciclo, el primer día que Zapatero iba a tener que torear de verdad, con todos los grupos parlamentarios en contra, que le habían arrastrado -Rajoy dixit- a comparecer para explicar la crisis.
El paseillo lo inauguró un solitario Alfonso Guerra que, sobre las 3.30 entró de traje beige de verano y corte de hace un par de lustros, cambiando sus gafas de sol por las de cristales translucidos. Las señoras fueron más protagonistas, mucho más veraniegas y animadas, frente a los trajes oscuros y de poca imaginación de los caballeros. Les da igual que sea invierno o verano.
Las chaquetas blancas, crema o de tonos claros predominaban entre las ministras -Elena Salgado, Mercedes Cabrera, Garmendía- excepto en el caso de Magdalena Álvarez. La titular de Fomento, de rosa y azul, más delgada de lo habitual -no hay una ministra que supere la talla 40, como si la crisis las fuera afilando las caderas por días- tuvo el detalle de animar la sobremesa, cuando una joven periodista la llamó: "¡Celia, Celia! Por favor que...". Por un segundo, Álvarez siguió adelante. Luego se paró en seco y se volvió a la periodista: "Oye, oye, que yo no soy Celia Villalobos". La redactora se disculpó, mientras un fotógrafo apuntaba que Villalobos debía de tener tres tallas de falda más que "Maleni", apelativo para la ministra de sus amigos.
Pero la estrella de los pasillos, con permiso del traje sastre oscuro y las grandes gafas de sol de María Teresa Fernández de la Vega, fue la titular de Defensa, Carme Chacón. Era su primer día de pleno tras volver de su baja por maternidad. Todo el mundo la saludaba y la preguntaba por su "Miquel", que no la deja dormir todo lo que quiere, porque como todos los bebes sanos, tiene hambre cada tres horas.
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