La fila cinco del Coliseum Alfonso Pérez te permite estar muy cerca de los jugadores en cada partido. La premisa principal es cabrear a los equipos rivales. Los extremos derechos y laterales izquierdos acaban hasta el gorro del "sector gracioso", el que duda de las pretensiones sexuales de los rivales, los que reclaman sexo oral, los que entonan el "ayayayai canta y no llores".... El ambiente de libertad, el jugar en tu casa, te permite poder lucirte y ser el más original de la panda. Durante 90 minutos derrochas adrenalina faltando al respeto de chavales altos y fuertes que si te los cruzas por la calle te dejan la cara como un cromo Ediciones Este. Aun así, lo que pasa en el campo se queda en el campo. Bueno, no todo. Desde aquí quiero pedir perdón a Marcos Senna. En mi momento fui el más gracioso del sector a su costa. Me levanté y entoné un "Brasileño-cabrón". Muy faltón.
Mi perdón no se debe a un arrepentimiento por rayar la vulgaridad ni por conseguir un comentario algo racista. Mi perdón nace al pensar que la madre que parió a este Senna debería ser nombrada Duquesa de Alba, su padre señorito andaluz y sus huevos más importantes que el destape de Butragueño (huevines, por cierto). La originalidad es de buen recibo hasta en una grada de fútbol y brasileño es aquel que nació en Brasil, por lo que viví mi momento de gloria por lo legal; de la misma forma que se apuñala mi pecho, a conciencia sin falta de razón. Perdón, Marcos.
En aquel Getafe - Villarreal, el Sr. Senna dominó el campo como lo ha dominado estos días. Tremendo destrozo a la teoría del doble pivote cuando el negrito se pone a repartir. Un jugador solo, con sus dos piernas y sus galones, es capaz de abarcar toda la zona del mediocentro para defender y dar salida al balón con pases de 3 ó 30 metros . Sabe colocarse, lee el partido y pone en pompeta a todos los medios destructores, incluida la generación Gattuso a completo. En aquel partido también corrió los 90 minutos, mandó, colocó y empujó a su equipo para conseguir un uno a tres que nos llegó directo al corazoncito de miles de getafenses. No todos aceptaron de buena manera aquella paliza.
Fue antes del gol de Kepa cuando Senna se acercó a nuestra banda. Fue a recoger un balón que Granero, notando la presión del moreno español y sin ideas mejores, lanzó a la desesperada contra un grupo de comepipas. En la quinta fila, la de los graciosos, y después de 4 Pacharanes de 2 hielos y varias cervezas, lo mejor y más hiriente que salió de mi boca fue: Senna, Brasileño-Cabrón. Risas.
Note que Marcos me miraba, al menos torció la cabeza, pero no cambió el gesto. Es el veterano de una generación de futbolistas españoles que hará historia y, como tal, difunde más madurez y saber estar que la Reina Doña Sofía en una final de Eurocopa. Tiene 32 años pero corre como si tuviera 24, ha pasado por encima de Italianos, Rusos y Alemanes, y piensa y sueña en español. Las quinceañeras españolas no gritan en Colón cuando lo enfocan las cámaras, pero las adolescentesAlemanas tienen miedo: "O recogéis cebollines o viene Senna" - dicen sus papás en un perfecto alemán.
Perdón Marcos Antonio Senna Da Silva de España. Y muchas gracias por nacionalizar esos huevos.
... Y gracias, Tintín (adjunte foto de Albelda con la bajona, con gomina y sentado en el banco junto al juez).