Llegó el día de la verdad. El momento que toda España lleva 24 años esperando. La mayoría de los jugadores de la roja han demostrado su gran nivel desde el primer encuentro, desde el minuto uno de España-Rusia. Algunos nos sorprendieron por su buen juego y su seguridad en el campo tras una temporada irregular y plagada de lesiones, como es el caso de Puyol, mientras hubo otro que bajó forma, perdió fuelle y no existía espejo que le pudiera comparar con el jugador que deslumbró durante toda la temporada por la banda derecha del Real Madrid. Obviamente hablamos de Sergio Ramos. Poco a poco se ha ido encontrando, ha ido situando su lugar en el césped. Mejoró ante Italia y deslumbró ante Rusia en las semifinales. Necesitamos al mejor Ramos para frenar al coloso alemán ¿Seguirá el andaluz con su evolución ascendente en el campo?
Antes de las semifinales, Ramos compareció ante la prensa y entonó el mea culpa. Evidentemente él era el primero que se había percatado de su bajo rendimiento. Subrayó que su problema era puramente futbolístico y que, por mucho que lo intentase no podía encontrar su nivel. Ojala me pueda evaluar el día 29, reconoció. Pues bien. Dicho y hecho. Puedes evaluarte el día 29, ante Alemania, en Viena, en la final de la Eurocopa 2008. Esperemos que pase el examen con matrícula.
El andaluz no ha estado exento de polémica a lo largo de toda la competición. El periódico sueco Aftonbladet mostró al defensa a altas horas de la madrugada fotografiándose con admiradores en una discoteca de Innsbruck, eso sí, en su día libre. Aragonés le defendió en todo momento ante los medios: No me cogió a mí en una discoteca de milagro, ironizó el seleccionador.
Pero no ha sido el único garbanzo negro en el cocido del sevillano en esta Eurocopa. No llegar a la hora a alguna sesión de vídeo, estar todo el día pendiente del teléfono móvil y gastar alguna broma a destiempo fueron colmando el vaso de la paciencia de Aragonés que terminó por derramarse. El Sabio de Hortaleza le criticó públicamente por hacer alguna cosita que no debe. La siguiente secuencia de esta historia ha taladrado todos los periódicos y los telediarios. La imagen de Ramos hablando con gesto serio ante Aragonés delante de todo el grupo en un entrenamiento.
EL quince de la roja llegó a Innsbruck desorientado. No se situaba en el campo. Aragonés le criticaba su tendencia innata a subir al campo. Llegó a estar titubeante sobre el césped, sin encontrarse ni atacando ni defendiendo. Pero Ramos ha ido encontrándose poco a poco. Italia pudo ver a un mejorado Ramos y Rusia quedó deslumbrada ante el jugador.
El andaluz ha sabido encontrado su hueco en el puzzle de la roja, ha encajado su ficha y España ya forma un auténtico cuadro uniforme, sin fisuras. Este puzzle rojo, que tan dorado se mostró ante Rusia, ha de salir mañana formado y con todas las piezas bien colocadas. Todo España estará pendiente de ello.