En territorio enemigo: un hincha español en San Petersburgo

SAN PETERSBURGO.-  Dos horas de diferencia San Petersburgo-Madrid. 20:45 – 22:45. No importa. Los motores ya están calientes, aunque la diferencia de temperatura entre ambas ciudades ronde los 20ºC, por supuesto a favor de Madrid. Ernst Happel Stadion. Viena.

Por aquí la «porra» lleva tres días de esplendor. El resultado mayoritario es el 2 a 1. Hablo de la nuestra. Los rusos, claro está, ven los números cambiados de posición, como poco. A Arshavin, del Zenit petersburguense, le atribuyen un par de golazos.

Expectación máxima por ambas partes. En minoría, nosotros no cesamos de desear que gane el mejor ante los «ruskis» como muestra de la caballerosidad y deportividad española... aun sabiendo que la victoria está asegurada a nuestro favor. Optimismo y alegría a raudales, desbordando al mismísimo Canal Griboiédova, bandera incluida. Concentraciones en diversos lugares de la ciudad para seguir el partido desde el lado ruso.

Desde el otro lado, el bueno, en casa con los colegas o en el Restaurante Don Pepe, con «Pepiño» como maestro de ceremonias al timón de la pitanza. Aún no tengo decidido el lugar de reunión. El 4-1 fue con Pepe, Probablemente este 1-2 será en «familia», con los más cercanos, diez a lo sumo, tanto rusos como españoles, saboreando los, como mínimo, 90 minutos de juego. Es la final. Nuestra final. Alemania ya está, pero desde aquí sentimos el Rusia-España, 44 años después y URSS entonces, como EL PARTIDO.

De nuevo, que gane el mejor... ;) (por si lee estas líneas algún ruso, que yo sigo aquí). Sólo nos queda esperar hasta las once menos cuarto...