Hombre rico, mujer pobre

VALENCIA.-  Javier Arenas desembarca en el aeropuerto de Valencia a las 9,45 de la mañana, justo a la vez que Soledad Becerril. Los dos andaluces, con solera política. Soledad Becerril fue la primera mujer ministra, de Cultura, de la democracia con UCD. Él también fue ministro, tres veces, de Aznar y comenzó su carrera en UCD.

Ambos han pasado por el ayuntamiento de Sevilla, ella como alcaldesa y él como teniente de alcalde. Los dos han sido senadores. En la montaña rusa política, unos suben y otros bajan a una velocidad que da miedo. Al recién nombrado vicesecretario territorial le encanta el poder. Subido en el coche oficial que le esperaba a la salida del aeropuerto, rodeado de guardaespaldas, con la puerta abierta y su característica camisa de rayas avisando que dentro estaba el nuevo hombre fuerte, como si alguien pensara que Rajoy va a designar a otro más fuerte que él, Arenas se relamía de placer.

A escasos metros, Soledad Becerril, su compañera de partido, esperaba, la última en una interminable cola, un taxi. Con un cómodo traje de chaqueta beige y unas deportivas, se notaba que estaba preparada para patear. Sabía que para ellas no existían privilegios. Ni tan siquiera el que un colega te invite a compartir coche oficial cuando la temperatura exterior marca ya los 30º C. Si uno es incapaz de mirar alrededor, ¿cómo se abordará el tema de la solidaridad territorial tan de moda en esta legislatura?