BRUSELAS.- El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, aseguró hoy que el Tratado de Lisboa "no está muerto, sigue vivo" y que, por tanto, "el proceso de ratificación debe seguir como estaba previsto" en el resto de Estados miembros que quedan por pronunciarse.
Barroso hizo estas declaraciones en la sede del Ejecutivo comunitario poco antes de conocer los resultados definitivos que dan la victoria al 'no' en el referéndum celebrado ayer en Irlanda sobre el tratado de reforma. "Como defensor del Tratado, la Comisión Europea hubiera esperado otro resultado", declaró.
El presidente del Ejecutivo comunitario informó de que había hablado minutos antes con el primer ministro irlandés, Brian Cowen, quién le transmitió el mensaje de que la votación del jueves "no debe ser visto como un voto contra la Unión Europea". Además, pidió que no se saquen lecturas "precipitadas" y evitó hablar sobre cuál debe ser el camino a seguir, "antes de escuchar al Gobierno irlandés".
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se encontrarán la próxima semana en la Cumbre europea que tendrá lugar en Bruselas los días 19 y 20. A juicio de Barroso, será entonces cuando haya que escuchar "qué sugerencias aporta el primer ministro irlandés al Consejo" y los líderes europeos puedan discutir sobre el asunto y "tomar una decisión conjunta sobre un asunto que nos concierne a todos nosotros.
En este sentido, recordó que el Tratado de Lisboa "fue firmado por los Veintisiete Estados miembros" y que "cuando un Gobierno firma un tratado asume una responsabilidad importante, muy real". El 'no' irlandés "no resuelve los problemas para los que se diseñó el Tratado de Lisboa", añadió Barroso.
El presidente de la CE señaló que al margen de Irlanda, otros 18 Estados miembros han ratificado el texto y quedan ocho por pronunciarse. "El proceso de ratificación está formado por 27 procesos nacionales", continuó, "y debe seguir su curso para obtener una panorámica completa" de cuál será la decisión de los Veintisiete, defendió.
Preguntado por una posible falta de implicación de la Comisión Europea en la defensa del texto, Barroso rechazó las críticas y aseguró que el Ejecutivo comunitario no se implicó en la campaña del referéndum "porque Irlanda dijo claramente que no quería que la CE participara", por ser un asunto nacional.
Sin embargo, se refirió a su viaje anterior al país para apoyar el 'sí' y sostuvo que "si hay algo que no fue un problema en esta campaña, fue la información", aunque "después viene la interpretación", remachó.
El presidente de la Comisión Europea adelantó que Bruselas realizará un estudio sobre las razones del voto negativo irlandés, pero ya se refirió a dos argumentos "muy potentes" que, en su opinión, hicieron fuerte el apoyo al 'no'.
Barroso admitió que el texto de reforma es un documento "complejo", algo que pudo reforzar el argumento de los contrarios al tratado y que defendieron el lema "si no sabe, no vote". El segundo argumento de peso, señaló, fue la idea de mantener la situación de la Unión Europea como estaba hasta ahora, por miedo a los cambios.
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