Camioneros, pescadores, banqueros, constructores...Todos quieren ayudas del Gobierno, subvenciones que les ayuden a soportar la crisis económica. Son sectores empresariales que acostumbran a predicar las bondades de la economía de mercado, del ultraliberalismo y no intervención del Estado.
Estas son algunas de las reivindicaciones de los sectores más importantes de la economía nacional. No son precisamente obreros en huelga (salvo algún marinero que trabaja para el patrono o armador de barco). Peticiones de quienes habitualmente predican las bondades de la economía de mercado, apuestan por la libertad y no injerencia en los mecanismos de esos mercados, la libre competencia y ¿la no intervención del Gobierno? A tenor de lo que quieren ahora, no está muy claro.
Más allá de la incoherencia entre sus prédicas y sus comportamientos -nadie discute que no tengan razones para la queja y que no estén agobiados- ocurre que además solicitan del Gobierno soluciones que no siempre están en sus manos. Es el caso de los pescadores, donde el Gobierno central no tiene impuestos para rebajar porque el gasóleo para pescadores y agricultores ya no tiene impuestos. Pero más allá de la coherencia de los ruegos ¿de dónde va a sacar el dinero el Ejecutivo? ¿Del bolsillo del resto de los españoles?.
En el caso de los camioneros, fuentes del Ejecutivo aducen que se han puesto sobre la mesa medidas que entrañan costes "aún asumibles", como retocar el Impuesto de Actividades Económicas (IAE), alguna medida sobre los seguros y algún otro impuesto. Pero mantienen que no se les va a "desmadrar" el presupuesto con este asunto.
En cuanto a las presiones del sistema financiero para que el Banco de España sugiera al Banco Central Europeo la posibilidad de cambiar hipotecas "dudosas" por emisiones de deuda pública del Estado español, la respuesta del Ministerio de Economía es que "ese asunto no está, ni mucho menos, planteado". Mala noticia para ejecutivos de entidades de ahorro, a los que no les llega la camisa al cuerpo pensando en los vencimientos del próximo otoño.
Por otro lado están las ayudas ofrecidas por la ministra Corredor a las inmobiliarias, que no quedarán abandonadas a su suerte. Lo único que puede plantearse el Gobierno es aumentar la línea de crédito del ICO, que ya ha concedido 5.000 millones. Es fácil que sean ampliables en los próximos días.
No habrá más paquete de medidas urgentes a corto plazo, de hoy para mañana, porque el entorno de Solbes confía en que las medidas últimas --incluidos el reparto de los 400 euros- comiencen a surtir algún efecto, así como la convertibilidad de algunas promociones de viviendas en VPO.
Pero por si acaso y dada la situación de alta tensión y el alarmismo montado, viene al pelo una gotita de demagogía. Esa gota era la reflexión de un joven treinteañero, casado y con una niña, que esta mañana, leyendo las sucesivas huelgas y peticiones, ha preguntado a su vecino ¿y si todos nos tiramos a la calle, para exigir que nos rebajen el tipo de interés de las hipotecas, que nos quiten ese maldito euríbor?.
O como recientemente sentenció un economista socialdemocrata, tras un debate sobre las subvenciones al sector financiero y a las constructoras: "Bien, ayudémosles con el apoyo de todos, con el recurso a ese Estado del que siempre han renegado. Pero a cambio que pidan disculpas por todas las tonterías que han predicado sobre la bondad del ultraliberalismo en los mercados".
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