TOKIO (JAPÓN).- En Tokio no hay papeleras, ni una sola he visto. Y, a pesar de la gran cantidad de basura que se genera aquí diariamente, la verdad es que la ciudad está bastante limpia. Pero permítanme que me extienda y les explique un poco más que para eso escribo estas lineas.
Lo que no hay son papeleras públicas, es decir, puestas por el Ayuntamiento en cada esquina o en los cruces de peatones, pero sí hay en la puerta de las llamadas "tiendas de conveniencia" (convini sutoa, del inglés pero a la japonesa), es decir, tiendas abiertas 24 horas como los Seven Eleven... un badulaque, a ver si me entienden.
Tiendas de estas hay muchas por la ciudad pero no suficientes para cubrir la corriente necesidad de deshacerse de desechos que tenemos las personas urbanas.
Es demasiado habitual por aquí verse con una botella vacía en la mano durante horas hasta que se encuentra un sitio donde tirarla e insisto, la ciudad está muy limpia a pesar de ello. Sabe mal ensuciar tirando algo al suelo y se entiende que la gente tragamos con todo y que la resignación y la docilidad es una característica esencial de esta sociedad nipona.
El motivo esgrimido por las autoridades (cualquier ente importante esgrime motivos más que simplemente darlos) es que no hay papeleras por el peligro del terrorismo, el peligro de que se pudiera poner una bomba en una papelera.
A mí este razonamiento me parece un poco estúpido porque igualmente se puede dejar una bomba en la papelera de un Seven Eleven o en cualquier otro sitio. De hecho en la mayoría de las estaciones de tren y metro japonesas existen consignas de pago para dejar maletas, maletines, mochilas, bolsas o bultos en general (sospechosos o no). Por unos cientos de yenes puede cualquier desgraciado meter un buen pepinazo en una estación. Así que esta razón no me parece convincente.
Pero aquí la gente parece que pasa de todo y ni se plantea según qué cosas o más bien nada. Deben haberlo dejado por imposible, que es a lo que se tiende en general, y da igual lo absurdas que sean las excusas o explicaciones que se puedan dar (¿se podrán esgrimir éstas también?).
La impresión que da es que tratan de dar un servicio público deplorable para desprestigiarlo y, a partir de ahí, canalizar dinero público a manos privadas que nos dicen dan estupendos servicios, truco que está ya muy visto. Pero esto es algo nuevo: directamente no prestar un servicio público esencial y allá cada cual.
Y yo me pregunto: ¿quién nos dice que estas tiendas no tienen ventajas fiscales por ocuparse de la basura de la ciudad? La confusión entre lo privado y lo público es muy común en Japón, algo que verdaderamente caracteriza a este país. Una basura; y ya les digo, aun así, todo bastante limpio por aquí.
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