MADRID.- El Museo del Prado exhibe la eclosión y la evolución del retrato durante los siglos XV y XVI a través de los grandes nombres del Renacimiento en la muestra 'El retrato del Renacimiento'. Casi 130 retratos europeos de artistas como Jan van Eyck, Rubens, Piero della Francesca, Durero, Tiziano, Rafael, Botticelli o Antonio Moro, están presentes en esta muestra, la primera que se dedica al género como un concepto global e independiente, y que ha sido posible gracias a los múltiples préstamos de instituciones internacionales, con piezas extraordinarias, algunas de ellas nunca vistas en España. La muestra se inaugura el martes.
"No creo que haya habido tantas obras maestras en otra exposición", aseguró el director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, quien subrayó la complejidad de esta muestra al intentar unir las voluntades de tantas instituciones. "Reúne piezas extraordinarias y muchos artistas comparecen por primera vez en el Museo", añadió.
Entre los artistas que traspasan por primera vez las puertas del Prado figuran Piero della Francesca, Jan van Eyck, Domenico Ghirlandaido, Giorgiones, Holbein o Tullio Lombardo.
Organizada en colaboración con la National Gallery de Londres y patrocinada por la Fundación AXA, la muestra ha sido comisariada por Miguel Falomir, Jefe del Departamento de Pintura Italiana del Renacimiento del Museo del Prado.
LA DEMOCRATIZACIÓN DEL RETRATO
Junto a retratos de reyes, príncipes, bufones, artistas, parejas, matrimonios, eclesiásticos o papas están presentes también esculturas, medallas, dibujos y grabados para completar el recorrido por 200 años de historia del género retratístico, que sufrió una progresiva "democratización", pues al principio sólo se retrataban individuo pertenecientes a estamentos privilegiados para pasar a abarcar todo el espectro social, según explicó Miguel Falomir.
Asimismo, la muestra explora cuestiones fundamentales del retrato, como aquellas relacionadas con el parecido, la memoria y la identidad y se estudian los encargos de retratos relacionados con el cortejo amoroso, la amistad o el matrimonio.
Según explicó Miguel Falomir, el objetivo final de la exposición es mostrar que el Renacimiento no fue sólo un período de inicio y maduración para el retrato, sino también de sofisticación, hasta el punto de explorar y agotar muchas de sus posibilidades formales y conceptuales.
Entre las piezas expuestas destacan el 'Anciano con su nieto', de Domenico Ghirlandaido, del Museo Louvre, que por primera vez se puede ver junto a la obra del mismo autor procedente del Museo Thyssen, 'Giovanna deglo Albizzi' o el retrato de Margaret, la mujer del pintor de Jan van Eyck, procedente del Groeninge Museum de Brujas.
El recorrido se inicia con un ámbito dedicado a aquellos elementos que contribuyeron al surgimiento del retrato moderno: de un lado la tradición medieval, representada por las series dinásticas, los iconos y el naturalismo del arte gótico; del otro el redescubrimiento del mundo clásico.
El segundo ámbito de la muestra profundiza en cómo el retrato, al ser demandado por sectores sociales heterogéneos, se tradujo en una variedad tipológica y conceptual. Por ello se exhiben individuos proclamando sus aficiones intelectuales, sus aspiraciones sociales, sus devociones religiosas o incluso parejas de enamorados o retratos realizados para seducir o atacar. Destacan en esta sección el expresivo Muchacho sosteniendo un dibujo de Giovanni Francesco Caroto o el Retrato de una mujer inspirado en Lucrecia de Lorenzo Lotto, procedente de la National Gallery de Londres.
LOS LÍMITES DEL RETRATO
La exposición aborda asimismo los límites físicos y conceptuales del retrato: como el 'contrarretrato' o la representación del 'anti-ideal'. En contraste con los grandes personajes para los que a menudo trabajaron los pintores, esta sección incluye retratos de bufones de corte y enanos, así como representaciones satíricas en las que los artistas podían mostrar sus habilidades para lograr el parecido, libres de las restricciones impuestas por la idealización.
Por otra parte, el retrato brinda un campo ideal para la experimentación que se aprecia en obras como el Autoretrato de Durero o el artista con su maestro de esgrima de Rafael.
La última sección está dedicada a la evolución del retrato de corte, uno de los aspectos fundamentales de la exposición, brindando al espectador la posibilidad de ver reunidas las pinturas de Tiziano y Antonio Moro y las esculturas de Leone Leoni que, a mediados del siglo XVI, fijaron un modelo que habría de mantenerse sin apenas cambios durante centurias.
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