México.- El veterano compositor italiano Ennio Morricone repasó este martes los principales éxitos de sus obras para el cine en un emotivo concierto en la capital mexicana ante 10.000 espectadores que pudieron evocar melodías tan célebres como las de "La Misión" o "Cinema Paradiso"
La banda sonora de "Los intocables" abrió una velada en la que quedó patente la energía de Morricone, inquieto e incansable durante las dos horas y media de recital, pese a sus 79 años, y la perfecta comunión de la orquesta Roma Sinfonietta, la soprano sueca Susanna Rigacci y el Coro de México.
Esos tres fueron los instrumentos de que dispuso el músico para extasiar a los espectadores del Auditorio Nacional, uno de los mejores recintos musicales de Ciudad de México por su acústica.
De las calles de Chicago en los años 20 del siglo pasado, con el filme sobre la lucha de Elliot Ness contra Al Capone y "Érase una vez América", los asistentes pasaron casi sin darse cuenta a los polvorientos escenarios de "El bueno, el feo y el malo", "Érase una vez en el oeste" o "Agáchate, maldito", películas del italiano Sergio Leone.
No sin antes recorrer el delirante mundo creado por el pianista de "La leyenda de 1900", de Giuseppe Tornatore, en un barco en alta mar, o los fragores anticoloniales de "La batalla de Argel", de Gillo Pontecorvo.
Morricone, partícipe en 540 películas y ganador de un Óscar honorífico en 2007 tras cinco candidaturas fallidas, dividió el concierto en seis capítulos temáticos que mantuvieron el interés de sus seguidores gracias a los constantes cambios de ritmo logrados con los diferentes temas.
Al final del recital, titulado "Musica per il cinema", apareció de nuevo en escena, forzado por los aplausos del público, para dirigir la interpretación de la esperada "Cinema Paradiso", que no estaba en el repertorio y que estremeció con su lirismo a la entregada audiencia, que además le sacó un bis de "El bueno, el feo y el malo".
Esa última fue la única melodía que repitió y tal vez la más aplaudida por la excelente aportación de Rigacci, con su poderosa voz, y del Coro de México, que logró reforzar el carácter épico del "spaguetti western", género cinematográfico que le debe mucho a Morricone.
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