El PP se desangra poco a poco

La desestructuración interna del PP es ya un hecho innegable. De nada ha servido a Rajoy el golpe de autoridad de sacar a relucir a la bestia negra del ala dura y amenazar con incluir a Gallardón (o "la bomba G", como ya lo llaman algunos) en la dirección del partido. Cada día al líder popular le sale un nuevo enano dispuesto a discutirle su golpe de timón. Tras el portazo definitivo de la presidenta del PP vasco, María San Gil, el último ha sido José Antonio Ortega Lara, funcionario de prisiones militante del PP al que la banda terrorista ETA tuvo secuestrado durante año y medio en un zulo y que hoy ha abandonado la formación política.

El hombre que representa el paradigma del sufrimiento provocado por la barbarie terrorista y una de las víctimas que ha encabezado las movilizaciones contra la banda da la espalda al PP de la era Rajoy en un golpe más moral que político. El nacionalismo vasco y la lucha antiterrorista parece ser uno de los puntos de mayor discrepancia política entre las facciones dura y moderada y la herida abierta por la que se desangra el partido.

Pero Ortega Lara no ha sido el único del día. Esperanza Aguirre, en seguida ha aprovechado las últimas bajas y, tan sólo unas horas después del anuncio de la salida del ex funcionario de prisiones, ha afirmado que las decisiones de San Gil y Lara "significan que algo se está haciendo no mal, sino muy mal en la dirección nacional del PP". La presidenta de la Comunidad de Madrid, con gesto serio, no ha querido hacer más declaraciones.

Además, esta misma mañana, en 'La mañana', el programa que dirige en la COPE Federico Jiménez Losantos, el director del diario 'El Mundo', Pedro J. Ramírez, ha llegado a llamar a la insurrección contra Mariano Rajoy, con el que se ha mostrado más crítico que de costumbre y al que ha llegado a definir como "un niñato grande que actúa con modales despóticos". El periodista ha animado a los miembros del partido a encabezar "una sublevación contra el líder popular".

La lista de voces críticas aumenta cada día. El anuncio de la salida de María San Gil, figura emblemática del partido, ha dejado los ánimos revueltos y parece haber abierto una nueva veda contra el líder. También hoy, Gustavo de Arístegui ha vuelto a arremeter contra él, asegurando que "se está equivocando profundamente".

Arístegui, uno de los miembros díscolos del PP tras la derrota en las elecciones del 9 de marzo, ya había manifestado sus discrepancias con la política de la actual dirección. Apoyó a San Gil cuando ésta abandonó la ponencia política y puso en tela de juicio la candidatura de Rajoy para las elecciones de 2012. Tras una reunión mantenida con el líder que calificó de positiva Arístegui ha vuelto a la carga a raíz de los últimos movimientos en el seno del partido.

También la segunda teniente de alcalde de Madrid y mujer del ex presidente Aznar, Ana Botella, se ha apuntado al carro de los desplantes al presidente popular, pero en esta ocasión más por omisión que por acción. Ante la pregunta de si ella se fiaba de Rajoy, la delegada del Área de Medioambiente del Ayuntamiento madrileño ha evitado responder con claridad. "No voy a hacer una valoración de ese tipo", ha eludido Botella, quien se ha declarado "triste" y "preocupada" por la marcha de San Gil del PP vasco. También Aznar, se ha mostrado "profundamente disgustado" por la marcha de ambos miembros del PP.

Rodrigo Rato, una de las figuras más respetadas en el partido parece haberse sumado al 'despelleje' unánime al presidente popular. "No tengo nada que hablar con Rajoy". Según informa la Cadena SER, con esta tajante afirmación rechazó el ex ministro una invitación que Rajoy le hizo la semana pasada para mantener una reunión con él en el marco de su estrategia para apaciguar a los miembros más críticos con su gestión.

¿Hasta cuándo aguantará Rajoy los envites de sus compañeros de partido? ¿Qué o quién detendrá el proceso de desintegración y de crisis interna del partido?