Viena.- Natascha Kampusch, la joven que pasó ocho años secuestrada en un zulo subterráneo cerca de Viena, compareció hoy por primera vez ante un juez, en un juicio sobre una supuesta implicación de su madre en el rapto de la niña.
Kampusch, de 20 años, apareció en el Tribunal de lo Civil de Graz, capital del Estado austríaco de Estiria, hacia el mediodía, pero se negó a responder a las preguntas de los numerosos periodistas que la aguardaban, informaron los medios locales.
El juez Jürgen Schweiger explicó que, en su interrogatorio, la joven negó hoy las acusaciones contra su madre, Brigitta Sirny, del ex juez Martin Wabl, quien sostiene que Sirny ha sido cómplice del raptor de Kampusch, Wolfgang Priklopil, e incluso acusa a la madre de haber participado en supuestos abusos sexuales de la pequeña.
"En el interrogatorio (de Kampusch, cerrado a la prensa), Natascha Kampusch negó claramente las afirmaciones del señor Wabl", dijo Schweiger a la prensa.
En este proceso, fue Sirny quien presentó la demanda con el fin de que se dictamine una prohibición a Wabl de continuar difundiendo en público las "falsas" acusaciones contra ella.
Wabl, por su parte, declaró que sigue convencido de la complicidad de Sirny, en base a investigaciones propias que efectuó durante varios años tras la desaparición de Natascha Kampusch en marzo de 1998.
Junto a Wabl, también una vecina de Sirny dijo hoy estar convencida de que la madre tuvo "algo que ver" con el secuestro de la niña.
Por su parte, el psiquiatra Max Friedrich, que trató a Kampusch tras su liberación, el 26 de agosto de 2006, confirmó haber elaborado un informe para las autoridades, en el que llega a la conclusión de que la chica secuestrada no fue víctima de abuso sexual.
Ante la falta de comparecencia de otros testigos, el proceso fue aplazado hasta una fecha aún no determinada.
Kampusch fue raptada a los 10 años, una mañana mientras iba de camino a la escuela, por un técnico electricista que la recluyó en un diminuto zulo que había construido debajo del garaje de su casa en la localidad de Strasshof, en las afueras de Viena.
El secuestrador se suicidó pocas horas después de la huida de su víctima, tirándose a las vías de un tren de cercanías cerca de Viena, a la edad de 44 años.
La joven tenía 18 años cuando logró por medios propios escapar a su penoso cautiverio, y su liberación e historia conmocionó a la opinión pública de la república alpina y de muchos otros países.
Gracias a las donaciones de la población, a entrevistas pagadas y a indemnizaciones por difusión de información no autorizada, Kampusch es hoy una mujer rica, que intenta llevar una vida normal, y es dueña de la casa de su raptor.
La joven ha expresado su deseo de ayudar a Elisabeth Fritzl, la mujer de 42 años que fue encerrada por su padre durante 24 años en un sótano de la ciudad de Amstetten, a 130 kilómetros de Viena.
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