Roma.- El presidente del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, compareció hoy ante la Cámara de Diputados para pedir el voto de confianza para su cuarto gobierno, cuyas prioridades, dijo, son acabar con la basura en Nápoles, reducir los impuestos, el federalismo fiscal y garantizar la seguridad.
En un discurso de sólo 27 minutos, el dirigente conservador tendió la mano a la oposición de centro izquierda y se mostró a favor del diálogo para trabajar de manera conjunta para las reformas institucionales, entre ellas reforzar el poder del Ejecutivo, disminuir el número de parlamentarios, reformar la ley electoral y el federalismo.
"Este país necesita optimismo. Italia no tiene tiempo que perder. No hemos prometido milagros, pero haremos pequeñas grandes cosas", dijo Berlusconi en su discurso, apreciado en principio por el centro izquierda "por su apertura al diálogo, su tono sobrio y respetuoso con la oposición, lejano de la agresividad del pasado y de la campaña electoral", dijo Piero Fassino, del Partido Demócrata.
Berlusconi confirmó que su primer consejo de ministros una vez logrado el voto de confianza del Parlamento será en Nápoles y aseguró que la crisis de las miles de toneladas de basura que siguen acumuladas en las calles de la ciudad sureña y en pueblos de la región de Campania "tiene que acabar y acabará".
El líder de la coalición formada por Pueblo de la Libertad (su grupo)-Liga Norte y Movimiento por la Autonomía, vencedora de las elecciones de abril, dijo que la casa es un bien primario y que por ello abolirá definitivamente el impuesto de bienes inmuebles (ICI).
"Il Cavaliere" aseguró que bajará los impuestos, especialmente a los que trabajen más, y que intervendrán para garantizar la "soberanía de la ley sobre el territorio del Estado" y la seguridad a los ciudadanos, "ya que seguridad es sinónimo de libertad".
A este respecto, anunció que luchará contra la "inmigración salvaje" (ilegal), pero precisó que hará una política "cuidadosa y razonada" con la inmigración legal, y añadió: "Aunque tenemos que ser dueños de nuestra casa, tenemos que desplegar nuestra capacidad de acogida".
El ministro del Interior, Roberto Maroni, aseguró pocos minutos después que el próximo miércoles 21 el Gobierno aprobará un paquete de medidas urgentes sobre seguridad y para luchar contra la inmigración ilegal.
Berlusconi manifestó también que hay que mantener "en raya" las cuentas públicas y que luchará contra la evasión fiscal.
Si en anterior ocasiones justificó a quienes evadían impuestos "si eran muy elevados", hoy defendió el que haya que pagarlos y afirmó que las tasas "en sí" no son bellas", pero que son "el equivalente que hay que dar al Estado a cambio de los servicios, que deben ser eficientes".
Apoyó el federalismo fiscal, caballo de batalla de la aliada Liga Norte, y anunció un plan para el desarrollo del sur, que contempla, además, potenciar la lucha contra la mafia.
El presidente del Gobierno también anunció medidas para ayudar a las familias y promover "una cultura de la vida y de la tutela de la infancia" para que Italia deje de ser farolillo rojo en natalidad.
También tocó la venta de Alitalia, la compañía de bandera, y dijo que encontrará una solución, "sin malvenderla y sin nacionalizarla".
Sobre política exterior aseguró que hará que "se escuche la voz" de Italia en Europa y que está "orgulloso" de las misiones militares italianas en el extranjero. También abogó por los derechos de los palestinos a tener un estado y de Israel a existir.
Con un viva al Parlamento y un viva a Italia concluyó su discurso y comenzó el debate, que se prolongará durante toda la jornada. El líder de la oposición, Walter Veltroni, del Partido Demócrata (PD), intervendrá mañana.
Antonio Di Pietro, líder de Italia de los Valores (IDV), aliado de Veltroni, criticó a Berlusconi y dijo que la "mano tendida de Berlusconi es como la zarpa tendida del lobo al cordero".
El debate concluirá mañana con la votación de la confianza, que se dará segura visto que los conservadores tienen mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.
Tras su intervención en la Cámara, Berlusconi envió hoy el discurso al Senado.
La tradición parlamentaria italiana contempla que el presidente se presenta personalmente ante una rama del Parlamento y envía el discurso a la otra.
En la última ocasión, en 2006, Romano Prodi se presentó en el Senado y envió el discurso a la Cámara. Hoy en aras de esa "alternancia", Berlusconi ha ido a la cámara baja.
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