No se entiende que una ponencia que parece redactada por Mayor Oreja sea el detonante que ha provocado que María San Gil se niegue a avalar un texto cuyos otros dos compañeros de redacción insisten en que fue consensuado por los tres. Alguien oculta la verdad mientras aumenta la legión dedicada a cavar la tumba del líder.
En Génova huele a muerto. La sede del PP en Madrid cada día que pasa recuerda más a un tanatorio. Te arrepientes hasta de haber elegido un modelo tan alegre para la rueda de prensa en la que Alicia Sánchez Camacho y José Manuel Soria presentan el polémico contenido de la ponencia política que se debatirá en el próximo congreso de junio en Valencia. Es comprensible que el nuevo equipo de Rajoy se haya refugiado en el Congreso de los Diputados porque los escalofríos no te abandonan hasta que no sales de allí.
Dentro se desarrolla una tragedia griega o shakesperiana en la que los personajes están condenados de antemano. Los ponentes abandonados por San Gil se retrasan y entre los periodistas que esperan se sueltan los típicos chistes inherentes a cualquier pésame. "Están dando tiempo a María a ver si rectifica y se presenta" o "Deben de estar cambiando el texto" o "Están intentando sacar a Rajoy del despacho para que baje" son sólo algunos de los comentarios que tratan de caldear un ambiente tan triste que hasta lo sientes por ellos.
Decepción. Alicia Sánchez Camacho y José Manuel Soria aparecen más solos que la una. El ambientillo que se respiraba, incluso en las semanas posteriores a las elecciones, se ha esfumado. Lo normal era que algunos colaboradores de los políticos que comparecían hicieran corrillo con los distintos medios. En esta ocasión, sólo la jefa de prensa del PP les acompaña, básicamente para negar con la cabeza, sentada frente a los dos políticos, cada vez que un periodista trata de que expliquen qué está pasando.
El presidente del PP en Canarias, acompaña su aire clónico a Aznar con un tono robótico y, así, lee al pie de la letra la parte de la ponencia que le corresponde presentar. Sánchez Camacho, que ha perdido el único escaño del partido en Girona en las pasadas elecciones, resume su parte al ver la cara de póquer con que les mira el auditorio. En realidad, los periodistas presentes buscan satisfacer los interrogantes que ninguno de los dos políticos está dispuesto o autorizado a realizar.
El paripé continúa hasta que se considera finalizada la rueda de prensa. Es entonces cuando un nutrido grupo de insatisfechos redactores, hartos de que jueguen con ellos, se lanzan a por Sánchez Camacho sin resultados. "La ponencia está consensuada por los tres". El trío responsable de elaborar las propuestas sólo ha mantenido dos reuniones físicas. Una declaración de intenciones con un modelo de España incluido que no desvela ninguna sorpresa. Se ciñe al programa que el partido ha presentado a las elecciones y está en línea con la política antiterrorista y territorial que los populares han mantenido en la última legislatura.
"María San Gil es y va a seguir siendo un referente moral. Y en modo alguno consideramos una deslealtad lo que ha sucedido", asegura el canario. Y añaden ambos: "Sólo se puede decir la verdad de lo que ha ocurrido". La insistencia en pronunciar la palabra 'verdad' es tal y se repite en tantas ocasiones durante el encuentro que a ninguno de los presentes le cabe duda de que alguien está faltando a ese mitificado concepto ligado al honor.
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