Cineflash

'Definivamente quizás', de Adam Brooks, 'Iron Man', de Jon Favreau y 'Reencarnación', de Salomón Shang son las películas que comenta Volpini y que se estrenan esta tarde.

'Definivamente quizás', de Adam Brooks

Es el síndrome 'Juno'/'Little Miss Sunshine': niña-mujer de lenguaje fuertecito con el que se da a entender que cambia todo, para que nada cambie. Les falta el parche sobre el ojo y el príncipe Fabrizio y les falta el desván, que no está en la película (como juraría que la frase no está en la novela): la trastienda que a esa aparente obviedad le da sentido pero que, sobre todo, desdice la obviedad. Si se edifica es sobre un feo solar –siempre se tira todo-, lo demás es fachada. La canción, esa "canción del día" con la que arranca 'Definitivamente quizás', es una declaración de principios: así de blanda, facilona, insignificante (pero construida con profesionalidad) es la película.

'Iron Man', de Jon Favreau

Y de Black Sabbath. Niño rico y mimado (no es necesariamente un pleonasmo), heredero de la muy saneada industria parabélica norteamericana y precoz genio de la ciencia, cae en Afganistán, donde le dan a probar hasta qué punto son buenas las armas que fabrica. Se ve venir la fábula moral que, en la presente ocasión, usa traje de acero. De ahí al superhéroe hay sólo un tropezón. 'Iron Man': Robert Downey Jr., con secretaria Bond: Moneypenny 'Pepper' Paltrow, es un cómic donde el metal no se calienta ni aunque camine sobre océanos de fuego. El que los "malos" no sean talibanes, sino un grupo de facinerosos que pretende dominar el mundo, se agradece. Ya está bien de asistir al enfrentamiento entre iluminados de la cruz y del dólar y otros iluminados.

'Reencarnación', de Salomón Shang

Hace muchos, muchos años, cuando se llevaba en Madrid lo del 'Arte y Ensayo', en una película cuyo título he olvidado dos edificios se aproximaban entre sí y volvían a separarse. Una vez. Y otra vez. Y otra vez. Transcurrido un cuarto de hora, el público empezó a gritar en cada acercamiento: "¡Uuuuuuuy!" Fue, quizás, el principio del fin para el 'Arte y Ensayo'. Para mí fue antes, con 'Qu'il était bon mon petit français!', de Nelson Pereira Dos Santos.

'Reencarnación'. Escenas de la vida en tiempo real. Como en la vida, te quedas atrapado en las imágenes. Curioso tratamiento del sonido ambiental, terrible sonido de la voz –supongo que deliberado-, y excelente interpretación de Nuria Prims, con Tony Carvillo y Judith Uriach, para una película larga. Nadie comunicó que duraba tres horas y muchos abandonaron el cine a la hora y media. Otros se fueron antes. Hubo más acción en la sala que en la pantalla. Sinceramente, me hubiese quedado hasta el final. Ahora estoy (estamos) avisado/s.

*Federico Volpini es nuestro crítico de cine.