Murcia.- La Infanta Elena inauguró hoy en Murcia la exposición "Saavedra Fajardo. Soñar la paz, soñar Europa", una de esas muestras, según sus palabras, "de las que aprendes algo", en este caso la vida de este diplomático del Siglo de Oro español, uno de los personajes más importantes y menos conocidos de la época.
Doña Elena llegó al Palacio Almudí, una de las dos sedes de la gran exposición organizada por el Ayuntamiento de Murcia y el Gobierno regional, con el patrocinio de Caja Mediterráneo (CAM), para conmemorar este año en su ciudad natal el 360 aniversario de la muerte de Diego Saavedra Fajardo.
La Infanta Elena, recibida a las puertas del remodelado museo por el presidente de la Comunidad de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, inició un recorrido por la exposición en el que recibió detalladas explicaciones del comisario de la muestra, Isidro Bango.
Según Bango, a Doña Elena "le gustó muchísimo" la exposición y se interesó especialmente por los años de juventud del diplomático y su etapa en Salamanca, en cuya universidad coincidió con el futuro conde-duque de Olivares, quien años después le confiaría distintas misiones diplomáticas.
La relación entre el conde-duque y Saavedra Fajardo y las cartas entre ambos desde Roma también suscitaron el interés de la Infanta en su visita a la exposición, que incluye como una de sus piezas estelares el retrato cedido por el Museo del Prado del "Cardenal Infante don Fernando de Austria", de Gaspar de Crayer.
Doña Elena se detuvo asimismo en otra de las obras fundamentales de la muestra: el retrato de Federico Enrique de Nassau firmado por Antón van Dyck, y que se exhibe en Murcia procedente también del Prado.
El comisario de la muestra alabó la minuciosidad con que Doña Elena visitó el montaje, que reúne pintura del XVII junto a armaduras, monedas, armas y manuscritos del diplomático, que nació en la pedanía de Algezares en 1584 y que vivió toda su vida fuera de España dedicado a la búsqueda de la paz en la convulsa Europa del momento.
La faceta literaria de Saavedra Fajardo es otro de los ejes fundamentales de esta exposición, cuyo comisario antepuso su "magistral dominio del idioma" a su labor propiamente diplomática, y escogió cartas, extractos de órdenes de Felipe IV y su testamento para mostrar la identidad de uno de los personajes más importantes, aunque también olvidados, del inicio de la decadencia española en Europa.
La muestra del Palacio Almudí, que se complementa con un montaje audiovisual sobre la Murcia de la época, que se puede ver en la sala El Martillo, también recrea el despacho del embajador, con piezas del siglo XVII cedidas por el Museo Nacional de Artes Decorativas.
La exposición, abierta al público hasta el 28 de julio y acto central del "2008, Año Saavedra Fajardo", está concebida como un recorrido por la evolución vital del diplomático y por la historia de la Europa del siglo XVII, y es una oportunidad para rescatar del olvido a este personaje, que se caracterizó por su fidelidad a la Corona y a la Iglesia Católica y su facilidad para muñir acuerdos y negociar.
A Saavedra Fajardo se le considera precursor de la diplomacia moderna, fue artífice de gestiones decisivas en toda esa etapa, como las conversaciones de Münster preparatorias de la paz de Westfalia, y tras dedicar su vida a la "utopía de la paz" en una Europa durante décadas en guerra, volvió a España, decepcionado, para morir.
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