La crisis mundial de alimentos ha saltado de las calles de Puerto Príncipe, El Cairo o Islamabad a los supermercados de Los Ángeles o Londres. Wal-Mart, el gigante de la alimentación estadounidense, ha anunciado el racionamiento de sus ventas de arroz en repuesta a la oleada de demanda de los consumidores, alarmados por el encarecimiento de precios. Tilda, uno de los grandes importadores de grano del Reino Unido, ha advertido también que se limitará a vender dos sacos por comprador.
En Estados Unidos, los analistas señalan que las restricciones no responden tanto al pánico de los ciudadanos individuales cuanto al incremento de la demanda entre los pequeños y medianos comercios así como los restaurantes, que intentan acaparar el mayor número de existencias posibles ante una potencial escalada de los precios.
El precio global del arroz se ha incrementado un 68% desde principios de este año. Sólo en Asia, una de la zonas que sufre más la crisis, el coste se ha disparado desde 460 dólares por tonelada a principios de marzo hasta superar los 1.000 dólares siete semanas más tarde , según estimaciones del Programa Mundial de Alimentos (PMA), la agencia especializada de la ONU que procura provisiones de emergencia a las poblaciones en crisis.
Josette Sheeran, directora ejecutiva del PMA, advirtió el martes que además del arroz, los precios globales del trigo y el maíz casi se han duplicado en el último año lo que hace que la agencia "pueda ahora comprar un 40% menos de alimentos que en junio pasado". Sheeran agregó que "este es el mayor desafío al que se ha enfrentado nuestra organización en sus 45 años de historia".
La era de los alimentos baratos ha terminado , como coinciden en señalar la mayoría de los analistas quienes describen la crisis como «una tormenta perfecta» que se ha gestado por la combinación de varios factores: «El crecimiento económico de China y la India, las malas condiciones meteorológicas que han afectado las cosechas, el desarrollo de los biocombustibles en detrimento de los cultivos para la alimentación y la subida del precio del petróleo», según explica el portavoz del PMA Greg Barrow, un análisis que coincide con el realizado por el Banco Mundial.
Las voces de alarma han venido sonando toda la semana, desde Naciones Unidas al Gobierno de Londres, líderes políticos de Latinoamérica, el Banco Mundial, pasando por diversas ONG o la Unión Europea. En esencia, el mensaje es el siguiente: la crisis alimentaria se ha convertido en un tsunami silencioso que amenaza con sumergir en la pobreza a 100 millones de personas, individuos que hace sólo seis meses no estaban en la categoría «urgente» de víctimas de la hambruna.
"Nosotros atendemos a más de 73 millones de personas en 78 países diferentes. A esa cantidad hay ahora que agregar las nuevas poblaciones en peligro. La tarea es ingente. No puedo enfatizar suficientemente la urgencia de llegar a las personas que han entrado en la franja de emergencia", indica Barrow. "Pero la crisis de alimentos ha abierto un déficit en nuestras arcas de 755 millones de dólares" .
El primer ministro británico, Gordon Brown, señaló el martes durante una conferencia de expertos reunidos en Londres para discutir el problema que el aumento en el precio de los alimentos es una amenaza a la prosperidad mundial tan importante como la crisis global de créditos y advirtió que pone en peligro la estabilidad de muchos países y la seguridad del planeta. Similar advertencia había realizado horas antes el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon desde una cumbre de comercio y desarrollo en Ghana.
Más de media docena de países han sufrido disturbios relacionados con esta crisis. Haití, que depende en gran medida de la importación de alimentos y combustible, registró seis muertos este mes en incidentes precipitados por el aumento de precios. También se han producido altercados en Burkina Faso, Camerún, Egipto, Costa de Marfil, Mauritania, Filipinas, Mozambique y Senegal. En Dhaka, la capital de Bangladesh, donde el precio del arroz, básico en la dieta de la población se ha multiplicado por tres, miles de trabajadores textiles se declararon en huelga.
Paquistán ha vuelto a introducir los racionamientos, Vietnam y la India han puesto en marcha restricciones a la exportación de arroz para proteger la demanda interna, e Indonesia ha aumentado los subsidios públicos a la alimentación.
La Comisión Europea anunció el martes un paquete de emergencia de 117,25 millones de euros en alimentos para atender a los grupos más vulnerables del planeta, lo que eleva el presupuesto total de ayuda alimentaria de la UE a 283,25 millones. Pero en palabras del comisario europeo de Desarrollo, Louis Michel, «la ayuda humanitaria es una solución parcial que no bastará para manejar lo que se ha convertido en un problema estructural».
La creación de una reserva global de grano, una especie de fondo mundial para los hambrientos, además del suministro de ayudas a los agricultores en las zonas rurales de África y otros lugares del mundo en desarrollo para que puedan incrementar la producción son algunas de las propuestas sugeridas para combatir la crisis a medio plazo.
Pero uno de los grandes puntos de controversia continúa siendo la liberalización del comercio y los subsidios a la agricultura. Brown ha reiterado la petición del Reino Unido de abrir los mercados occidentales a los productos agrícolas de los países en desarrollo, pero Alemania y Francia siguen insistiendo en mantener fuertes ayudas a los agricultores europeos para asegurar los suministros.
Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.