Murcia.- El zoólogo murciano José Ángel López Jiménez, uno de los mayores expertos en el escarabajo "picudo rojo" -introducido en palmeras egipcias en 1994- asegura en una entrevista concedida a la Agencia EFE que la plaga no se acabará si no se toma en serio, y critica la falta de control existente.
Este experto, profesor en la Facultad de Biología de la Universidad de Murcia, apuntó que había visto recientemente en una urbanización de Guadalupe (Murcia) decenas de ejemplares de palmeras africanas que, según dijo, no se sabe si han tenido control de entrada, pasaporte fitosanitario o han pasado la cuarentena.
Denunció que los responsables de parques y jardines realizan podas de palmera en estas fechas, justo cuando es más peligroso para la introducción del picudo rojo, ya que este escarabajo cuenta con unos radares químicos que detectan cuando está herida una palmera, "y la poda es una gran herida".
López Jiménez trabajó entre los año 1997 y 2004 en una empresa de producción de palmeras ubicada en el Palmeral de Elche, patrimonio de la Humanidad, donde se produjo un foco que ocasionó que más de mil ejemplares tuvieran que cortarse, sin que a día de hoy se haya eliminado el escarabajo, que además se encuentra en abundancia en El Hondo, una zona húmeda del cercano municipio de Crevillente.
Comentó que tras catorce años ya se comienza a hablar de una plaga, pero ninguna universidad murciana tiene grupos de investigación multidisciplinar que trabajen en este problema, ni las administraciones han hecho protocolos de actuación que todos los ayuntamientos afectados puedan llevar a cabo en coordinación.
"Hace dos años había cuatro focos en la Región de Murcia y ahora se habla ya de 44 focos, más de 2.000 palmeras cortadas, y no se sabe cuantas afectadas" agregó.
De métodos para acabar con la plaga ironizó con la existencia de empresas que se ofrecen para eliminarla y lo único que hacen es cortar las palmeras, y de soluciones excesivamente caras que en la práctica nadie podría llevar a cabo, salvo en los casos de un árbol histórico que quiera salvar un ayuntamiento.
Los insecticidas que se aplican al árbol para matar la larva, según este experto, no penetran al interior y además se da la circunstancia que este bicho tiene un periodo inactivo en el que está en estado de pupa y luego de imago en el que esos productos no le hacen nada.
Entre las recomendaciones de este experto destaca que la poda se haga en invierno y cada dos años, ya que el frío vuelve más inactivo al insecto, lo que le impide volar, y una vez que se realice debe aplicarse un sellante con insecticida, si bien advirtió que este insecto se está adaptando al clima y va disminuyendo su tamaño cada año.
De la entrada del picudo rojo en la Región de Murcia, apuntó a la posibilidad de que fueran los resort turísticos y grandes urbanizaciones en su ansia por reducir costes, por lo que fueron importadas de Egipto, donde vendieron los ejemplares con larvas y a unos precios irrisorios.
En este sentido, defendió la labor de los pocos productores de palmeras que hay en España, quienes, según dijo, eran los más interesados en que no ocurriera la plaga porque iba contra su propio negocio, y quienes fueron los primeros en dar la voz de alarma poco después de que Almuñécar (Granada) registrase el primer foco en 1994.
Recordó que el único país que ha podido controlar la plaga del picudo rojo fue Israel y lo que hizo fue quemar todas las palmeras nada más conocer el primer foco. En España ha pasado más de una década y, según este experto, todavía no se han adoptado medidas que garanticen la finalización a medio plazo de un problema que no se ha tomado en serio "porque solo afecta a árboles ornamentales".
"Solo conocemos la punta del iceberg", advirtió, y recomendó a todo aquel que quiera ver por curiosidad uno de estos coleópteros que se desplace al campo de Cartagena o al club de golf de La Manga, donde, según dijo, tienen previsto cortar 700 palmeras, o en Ronda Sur y Vistabella, en Murcia capital, y Héroes de Cavite (Cartagena), así como Los Alcázares y un sin fin de puntos.
"Ojalá que no llegue al magnífico palmeral de Abanilla", un oasis ubicado al este de la Región todavía no tocado por la plaga.
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