Brasilia.- La carestía de los alimentos y el rol de los biocombustibles centrarán la XXX Conferencia Regional de la FAO, que comenzará mañana en Brasilia con reuniones técnicas, en las que se afinarán los documentos que deberán aprobados el próximo viernes.
El aumento de los precios de los alimentos en el mundo no está en la agenda formal de las discusiones, pero fuentes de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) adelantaron que será uno de los principales asuntos, sobre todo por la urgencia que supone para millones de personas en el planeta.
En las últimas semanas, la carestía y escasez de alimentos ha provocado disturbios en Egipto, Camerún, Costa de Marfil, Senegal, Burkina Faso, Etiopía, Indonesia, Madagascar, Filipinas y Haití, donde se ha registrado la situación más grave.
Las manifestaciones en el país más pobre de América tuvieron un alto grado de violencia, provocaron al menos cinco muertes y fueron interpretadas por muchos como un aviso.
El brasileño José Graziano da Silva, director regional de la FAO, atribuyó la crisis alimentaria a tres factores: el cambio climático, el aumento de la demanda y "ataques especulativos" en los mercados globales, y en especial en la Bolsa de Chicago.
Según Graziano, la especulación con alimentos es similar a la que ha disparado los precios del petróleo y está relacionada además con el derrumbe del dólar en el mundo, que ha provocado lo que calificó de "fuga de divisas" hacia activos más rentables, como alimentos.
Graziano sentenció que "la solución de la crisis del dólar es parte de la solución del hambre" y apuntó que "desafortunadamente, eso afecta más a los más pobres, a los más débiles", aunque admitió que la balanza de muchos de los países en desarrollo, como el propio Brasil, se ha beneficiado del aumento de los alimentos.
Otro de los asuntos centrales de la conferencia será el papel de los biocombustibles, defendidos por muchos -entre ellos Brasil- como alternativa limpia al petróleo y generadora de empleos rurales, y condenados por otros, por su posible impacto en el precio de los alimentos y la deforestación que supone su producción en masa.
En ese apartado, la conferencia escuchará al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, uno de los más fervientes defensores de los carburantes agrícolas, quien el pasado viernes, durante una visita a Holanda, retó a los críticos de los biocombustibles a abrir un debate mundial "sin ideas preconcebidas".
La conferencia comenzará mañana con reuniones de técnicos que se prolongarán hasta el martes y el miércoles será inaugurada la fase ministerial, con la presencia de Lula y el director general de la FAO, Jaques Diouf.
En las reuniones de los primeros dos días, los técnicos debatirán documentos relativos a la participación de la empresa privada en el combate al hambre y la pobreza rural, las oportunidades y riesgos de los biocombustibles, enfermedades transfronterizas y reforma agraria en América Latina y el Caribe.
En la conferencia se prevé la asistencia de delegaciones de 33 países, de los cuales una decena estará representado por los ministros de Agricultura.
Además, asistirán en calidad de observadores delegados de España, Estados Unidos, Francia, Holanda, el Reino Unido y el Vaticano, así como representantes de organismos internacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la OEA y la ONU.
En paralelo a la conferencia de la FAO, que concluirá el próximo viernes, habrá otras reuniones de movimientos sociales vinculados a la actividad agrícola.
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