'21 Black Jack', merece figurar en el Guiness de 'lo chorra', 'Rebobine por favor' es la retroevolución de Michel Gondry al útero materno (por infantiloide), y 'Retratos del más allá' de Masayuki Ochiai es un soso remake...
'Un gran reportaje' (Milestone), 'Luna nueva' (Hawks), 'Primera Plana', (Wilder), 'Mujercitas' (Mervyn Leroy, Cukor y hasta Gillian Armstrong), 'Ben Hur' (Olcott -1907: sólo quince minutos-, Fred Niblo, William Wyler): esto, para mostrar que hay películas de las que es razonable hacerlas varias veces. Primero, porque el original era estupendo. Y luego porque en cada versión se ha aportado algo, una mirada, un desarrollo, una interpretación, que ha enriquecido la historia. En los muchos 'remakes' que se perpetran actualmente sucede lo contrario: con frecuencia se limitan a repetir (cuando no a empobrecer) la propuesta original, que a menudo tampoco era gran cosa. En 'Retratos del más allá', chica montada en las fotografías a horcajadas, correcta, trilladísima, muy sosa, persiste la tendencia.
Sucede con frecuencia que cuando en la pantalla te presentan un genio actúa –piensa- como un bobo; cuando es un tipo frío, se deja llevar por sus emociones y éstas se le notan en la cara: cuando parece íntegro, defrauda sus propios presupuestos. No por evolución del personaje: porque sí. Porque eso le acomoda al guionista, que no ve mal en ello. Así pasa en '21 Black Jack'. Tramposa y falsa, bajo un disfraz de intelectualidad -que chirría también en ocasiones-, hacia un desenlace, justo es decirlo, coherente con la película.
La excusa última de '21 Black Jack', la experiencia alegada, merecería figurar el Guinnes de lo chorra.
¿Qué es "lo chorra"? Los que adjudican la imaginación de oficio al niño no se acuerdan de sus amiguitos del colegio. Quiero decir: no recuerdan su infancia. Un trabajo que te deposita en el adulto, al que sólo consigues eludir con imaginación. Se lamentaba Aldous Huxley de que una mala novela cuesta tanto escribirla como si fuera buena. Meses, años, de esfuerzo, de renuncia, de entusiasmo, para desembocar en el horror. Por eso cuesta tanto hablar de una película, tanta gente implicada. Pero hay que defenderse. Lo malo de la estupidez infantiloide es que no tolera otra cosa sino ella, y mata todo lo que la sobrepasa; o sea: mata todo. No sé si 'Rebobine por favor' es la película más tonta que he visto. Supera, por ejemplo, a 'Viaje a Darjeeling' y hasta a horrores no estrenados todavía en España, como 'Eagle versus Shark', que es como si Gondry hubiera dirigido y escrito 'Viaje a Darjeeling'. De Michel Gondry fue 'La ciencia del sueño' (2006). Su regresión es tan acelerada que esperamos encontrarlo pronto de zigoto y de vuelta en el útero materno.
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