MADRID.- El fuerte crecimiento de la energía solar está revalorizando los desiertos. No sólo para generar energía 'limpia', también para sacar agua. ¿Cómo? Desalación con termosolar a gran escala.
El pasado mes de febrero, la empresa española Acciona inauguraba su planta solar termoeléctrica de 64 megavatios (MW) en el desierto de Nevada, en Las Vegas (EEUU). Esta central eléctrica, la 'Nevada Solar One', puede producir tanta electricidad como la que consumen 14.000 hogares y, con una superficie equivalente a 170 campos de fútbol, está considera la central solar más grande construida en el mundo en los últimos 17 años, tantos como los que esta tecnología estuvo aparcada sin salir de centros de experimentación como la plataforma solar de Almería.
La situación cambió con las nuevas exigencias ambientales y con el subidón del precio del petróleo. Desde entonces, este tipo de plantas termosolares basadas en la concentración de la radiación solar (ya sea de tecnología de torre, cilindro parabólica o Disco Stirling) viven un auténtico 'boom' en los desiertos y zonas áridas baldías. Una de las empresas pioneras fue la también española Abengoa, que construyó la PS 10 en Sanlúcar (Sevilla) (una instalación de 11 MW formada por 624 espejos -helióstatos- de 120 m2 cada uno), y que hace unos meses también anunció la construcción de una gigantesca planta de 280 MW en Arizona (EEUU).
El tamaño de estas plantas solares obliga a buscar grandes espacios no utilizados y con mucho sol: desiertos. Y esto precisamente es lo que busca aprovechar el proyecto 'Desertec', no sólo para generar electricidad, sino también agua. Esta iniciativa impulsada por el Club de Roma trata de unir el 'cinturón tecnológico' de Europa con el "cinturón solar" del norte de África y Oriente Medio, por medio de una red internacional que distribuya energía desde los desiertos, junto con otras tecnologías energéticas. Según la organización promotora de 'Desertec', la Trans-Mediterranean Renewable Energy Cooperation (TREC), estimaciones realizadas con registros de satélite muestran que bastaría con menos del 0,3% de la superficie de estos desiertos para cubrir las necesidades actuales de electricidad y agua de Europa, del norte de África y de Oriente Medio.
En el caso concreto del agua, TREC presentó de forma reciente un estudio financiado por el Ministerio de Medio Ambiente de Alemania, AQUA-CSP, sobre la utilización de estas plantas termosolares para desalar agua del mar. Una alternativa que proporcionaría agua potable quitando de en medio uno de los dos problemas ambientales de la desalación, la generación de emisiones de CO2 por la utilización de energías derivadas de combustibles fósiles (el otro es el vertido de la salmuera, la sal extraída).
"De todas las fuentes de energía disponibles, la energía solar es la que está más claramente relacionada con la demanda de agua, puesto que es la principal causa de escasez hídrica", destaca este estudio, "el potencial de la energía solar de concentración supera en varios órdenes de magnitud a la demanda energética global, y la hace parecer diminuta".
El estudio AQUA-CSP analiza en concreto el potencial de esta tecnología solar para la desalación a gran escala de agua de mar en los centros urbanos de Oriente Medio y norte de África. Las opciones para combinar la energía termosolar y la desalación son múltiples: plantas de desalinización descentralizadas a pequeña escala alimentadas por colectores térmicos de concentración solar, plantas termosolares que produzcan electricidad para la desalación por osmosis inversa (CSP/RO) o plantas de cogeneración (electricidad y calor) para los sistemas de desalación térmica multiefecto (CSP/MED). Según este estudio, las plantas de desalinización con solar termoeléctrica de concentración pueden llegar a tener una capacidad de 100.000 m3/día. "El enorme potencial solar existente en Oriente Medio y el norte de África puede generar fácilmente la energía necesaria para evitar la situación de déficit hídrico que de otra forma crecerá de los 50.000 millones de m3 anuales que existe en la actualidad hasta los 150.000 millones de 2050", precisa el trabajo.
En lo que respecta al precio, el estudio considera que, en las próximas dos décadas, la energía procedente de plantas solares térmicas será la opción más barata para la generación de electricidad (por debajo de los 4 céntimos/kWh) y para la desalación de agua (por debajo de los 0,4 euros/m3).
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