Miami (EE.UU.).- América Latina gozará de un sólido crecimiento económico del 4 al 4,5 por ciento en 2008, aunque será inferior al año pasado por la desaceleración de EE.UU. y un posible descenso en los precios de las materias primas, dijo hoy el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El BID señaló en su informe anual de 2007 que debido a las turbulencias financieras la región afrontará una serie de retos este año, incluyendo un incremento de las presiones inflacionarias además del posible deterioro en la balanza de pagos.
"Pese a la inestabilidad reciente de los mercados financieros internacionales y la desaceleración prevista de la economía estadounidense, las perspectivas para América Latina y el Caribe son mejores de lo que han sido en décadas", aseguró Luis Alberto Moreno, presidente del BID.
En lo que concierne a 2007, el resultado fue sobresaliente. La región creció un 5,6 por ciento, según los últimos cálculos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) mencionados en el informe presentado en la 49 Asamblea Anual de Gobernadores del BID que concluye el martes en Miami.
Las tasas de crecimiento de casi todos los países excedieron el 3 por ciento y entre los países más grandes, Argentina, Venezuela, Perú y Colombia presentaron las tasas más elevadas, superiores o iguales al 7 por ciento.
Entre las economías más pequeñas, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Costa Rica registraron las tasas más altas.
No obstante, este año la región también podría sufrir un deterioro en la inflación, en los superávit de cuenta corriente y en el nivel de endeudamiento, advirtió el organismo multilateral.
La inflación de la región llegó a un promedio del 6,1 por ciento, mientras que Venezuela, Nicaragua y Bolivia mostraron los niveles más altos con 20,7 por ciento, 12,8 y 11,9 por ciento, respectivamente.
En materia fiscal, indicó el BID, se prevé en 2008 una situación "más difícil que en años recientes y es posible que en varios países comiencen a elevarse nuevamente los coeficientes de endeudamiento público".
"Aunque estas tendencias implican un cierto retroceso de la gestión macroeconómica, a juicio de la mayoría de los analistas los riesgos continúan siendo moderados para la región en conjunto y para casi todos los países, como lo reflejan los márgenes de los títulos de deuda", explicó.
El margen medio de los títulos pasó de 224 puntos básicos en julio del 2007 a un máximo de 309 en agosto y descendió ligeramente hasta terminar el año en 299 puntos básicos.
Pero, esta situación podría cambiar si se combinan varios factores adversos y considerando que "no se puede descartar una recesión en EE.UU.", alertó el organismo multilateral.
El Fondo Monetario Internacional ha calculado que su efecto sería una reducción de dos puntos porcentuales en la tasa de crecimiento de la región, pues afectaría al volumen del comercio internacional y los precios de los productos de exportación.
Los riesgos más imprevisibles, sin embargo, son los asociados a los mercados financieros internacionales, precisó el BID.
Señaló que aún no se conoce el desenlace completo de la crisis hipotecaria y financiera de EE.UU., ni los efectos que podría tener en los mercados de deuda y en los flujos de capitales de los países latinoamericanos.
No obstante, la situación macroeconómica "relativamente sólida de la mayoría de las economías emergentes de América Latina y de otras regiones ha mitigado hasta ahora los riesgos de inestabilidad financiera mundial".
El escudo de protección son la acumulación de reservas internacionales por 400.000 millones de dólares y los saldos positivos en la cuenta corriente.
Las reservas internacionales ascienden a más del triple de la deuda a corto plazo y podrían cubrir alrededor de siete meses de importaciones, según el BID.
América Latina y el Caribe en conjunto tuvieron un superávit de cuenta corriente equivalente al 0,7 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) agregado en el 2007.
Bolivia, Venezuela, Chile, Paraguay y Ecuador presentaron los superávit más altos por la bonanza ocasionada por sus exportaciones de petróleo y minerales.
Aún cuando estos indicadores externos son favorables, el organismo multilateral sugirió que deben tomarse con cierta cautela debido a los precios elevados de las materias primas, que podrían fluctuar.
Para el BID, más allá de las vicisitudes del panorama financiero internacional, el desafío primordial a mediano plazo para las economías latinoamericanas consiste en mantener tasas elevadas de crecimiento económico.
Y la estrategia para pavimentar ese camino consiste en evitar un aumento del gasto público, control de la inflación y mejorar la competitividad.
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