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Un fiscal ve "intrascendente" la declaración de una víctima de una brutal paliza a manos de dos policías en Madrid

EUROPA PRESS
Actualizado 03-04-2008 17:30 CET

MADRID.-  Un ciudadano magrebí víctima de una brutal paliza a manos de dos policías locales de Parla, uno de ellos en prácticas, se quedó hoy sin poder ofrecer su testimonio a la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Madrid debido a que ni el abogado de la acusación particular ni el fiscal solicitaron con carácter previo a la Sala su declaración en la vista oral.

"No puede figurar como prueba testifical porque nadie lo ha pedido. Otra cosa es que figure como acusación particular. Pero, su abogado tampoco lo ha solicitado", arguyó la presidenta del tribunal cuando el fiscal se disponía a interrogar a Labdoui Aichami, estando sentado ya junto al traductor tras un biombo para relatar la agresión. La víctima, con cara de sorpresa y sin entender lo que pasaba, se levantó y se sentó entre el público.

Ante lo insólito de lo sucedido, el fiscal esgrimió a Europa Press que entendía que su declaración era "intrascendente" para el desarrollo del juicio, explicando que el relato no tendría suficiente credibilidad porque la agresión le dejó inconsciente. "Sólo ellos saben lo que ocurrió. Lo importante son las declaraciones de los testigos presenciales", adujo el representante del Ministerio Fiscal, quien reclamó para los procesados cinco años de prisión por un delito de lesiones con ensañamiento y la agravante de prevalimiento de su carácter público.

Labdoui Aichami, sin embargo, sí quiso ofrecer su testimonio a los periodistas en los pasillos de la Audiencia. Llevándose las manos a la cicatriz de 8 centímetros que tiene en el lado derecho de su cabeza, donde le insertaron una placa de titanio por la lesión, la víctima narró, con voz temblorosa, a través del intérprete lo vivido en la tarde del 1 de septiembre de 2004. A consecuencia de la paliza, el hombre sufre fuertes cefaleas, teniendo que tomar pastillas diariamente para aguantar el insoportable dolor.

El agredido, de 37 años, se desplazó desde Alcorcón a un terraza de Parla para vender unos CD'S de películas pirata y conseguir "dinero para comer". Alrededor de las 9.30 horas, dos policías se presentaron en el lugar. "Me entró una situación de angustia y salí corriendo. Uno de ellos salió detrás de mí y con el pie me derribó. Sentí fuertes golpes con la porra y patadas. Perdí la consciencia", relató Aichami, quien se despertó en el coche policial.

"POR FAVOR, LLEVADME AL HOSPITAL"

Unos compañeros de los acusados lo trasladaron a un centro de salud para que le asistieran y, posteriormente, lo llevaron al hospital Doce de Octubre porque, según ellos, "tenía un ojo hinchado". El trayecto entre los centros sanitarios se prolongó por más de una hora y medio. Según la víctima, la patrulla paró sin más en medio del camino. "Por favor, llevarme al hospital que me muero", les dijo a los agentes, quienes le respondieron: "¡Que te calles!". "Me insultaron y me increparon", añadió el agredido.

La versión de Aichami coincide con el testimonio de los testigos que presenciaron atónitos la brutal agresión. "El hombre estaba inconsciente, pero lo levantaban por el cinturón y lo arrojaban al suelo de cara. Le pisaban la cabeza con la rodilla", contó una de las personas que se enfrentó a los propios agentes para que cesaran en su comportamiento. "Eran unos cabrones. Le tiraron dentro del coche como si fuera un paquete", apostilló.

Para sustentar su acusación, el fiscal se basó en la declaración de este testigo y en el parte médico, que acreditaba las magulladuras sufridas por el ciudadano magrebí. En síntesis, presentaba lesiones consistentes en traumatismo cráneo encefálico con fractura de hundimiento con hematoma epidural temporoparital derecho, contusiones en la pared torácida y abrasión en el antebrazo izquierdo. Aichami estuvo ingresado 12 días en el hospital Doce de Octubre, donde le practicaron una craniectomía y una evacuación del hematoma epidural.

En contraposición, tanto los acusados --que siguen en activo-- como sus compañeros ofrecieron unos hechos que distan de la acusación de la Fiscalía. "Se inició una persecución y al girar una calle, el hombre se tropezó y embistió un coche, cayendo desplomado. Me acerque para ver cómo se encontraba y empezó a patalear y a forcejear con las manos", recordó uno de los agentes acusados. "En ningún momento empleamos la fuerza para reducirle", añadió el otro. Sus compañeros respaldaron su relato, asegurando que la víctima se golpeó fuertemente con el capo de un coche.

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