Madrid.- Con tan solo dos discos de estudio y 28 años después de su disolución, la efímera existencia de Joy Division cuenta con un legado que se extiende hasta la actualidad, y ahora los británicos son objeto de dos recopilaciones que recuperan el desaliento existencial de su líder, el icono del post-punk Ian Curtis.
Tomaron la rabia del punk de los 70 para enfatizar su melancólico discurso y aportaron al género poesía descarnada y sintetizadores, avanzando la transición que iban a seguir muchas de las bandas de la década posterior, como Echo and the Bunnymen, The Smiths o Siouxsie & the Banshees.
El suicidio en 1980 de Ian Curtis gestó una leyenda que han querido recuperar de forma evidente formaciones actuales como Interpol o Editors y dio lugar a New Order, el grupo que formaron los tres miembros restantes, Bernard Sumner, Stephen Morris y Peter Hook.
"The best of Joy Division" (Warner), enésimo recopilatorio de la banda que ya está editado en España, es un disco doble con temas antiguos a los que se acompañan las sesiones que grabó en 1979 con el prestigioso periodista musical John Peel y entrevistas con el propio Curtis y Stephen Morris y llega tras haberse reeditado toda su discografía en versión coleccionista el año pasado.
A través de sus 24 cortes, esta grabación reconstruye el devenir de un mito que nació en un concierto de Sex Pistols, cuando Sumner y Hook decidieron crear un grupo al que luego se sumaría Curtis y que tomó su nombre del batallón de mujeres judías obligadas a satisfacer sexualmente a los agentes de las SS en los campos de concentración.
Antes de editar su primer LP, "Unknown pleasures", habían logrado protagonizar la portada del semanario británico New Musical Express, ser teloneros de Buzzcocks y The Cure y sonar en la BBC bajo el liderazgo del nihilista y depresivo Ian Curtis, quien hizo de su epilepsia parte de su singularidad sobre el escenario.
Inauguraron la discoteca The Hacienda de Tony Wilson, cuna de la escena "Madchester", y rechazaron las ofertas de varias multinacionales discográficas para distribuir su segundo trabajo, "Closer", con Factory Records.
En él se incluye "Love will tear us apart", que se había convertido en un clásico antes incluso de ser editada, pero que no fue un éxito comercial hasta la muerte de su cantante.
La otra recopilación que recuerda a los de Manchester es la banda sonora de "Control", la biografía cinematográfica de Ian Curtis y debut en la dirección del fotógrafo holandés Anton Corbjin, quien en su día inmortalizó al grupo y se convirtió en parte responsable de su imagen.
Alabada en el Festival de Cannes y sin fecha de estreno en España, la cinta recorre en blanco y negro la vida del enigmático cantante, interpretado por Sam Riley, con Samantha Morton encarnando a su esposa, Deborah, quien estaba a punto de iniciar el proceso de divorcio cuando encontró a Ian Curtis ahorcado en la cocina de su casa.
Tres temas instrumentales de New Order sirven de hilo conductor para esta banda sonora a través de la cual se contextualiza al grupo y a la personalidad de su líder, al incluir cinco de sus canciones más recordadas y a algunos de sus referentes -Velvet Underground y Buzzcocks-.
Un cineasta como Michael Winterbottom en "24 hour party people" ha mostrado que, para entender al músico, es necesario recurrir a la inspiración que marcaba su existencia.
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