BARCELONA.- Felipe Massa saldrá mañana desde la pole position del Gran Premio de Malasia por segundo año consecutivo. El brasileño precederá a su compañero, Kimi Räikkönen, y los dos McLaren, esta vez con Heikki Kovalainen por delante de Lewis Hamilton. Sin embargo, el milagro de la sesión de clasificación hay que buscarlo en la novena plaza de Fernando Alonso, un «resultadazo» dada la manifiesta (y cada vez más preocupante) forma de su Renault. El asturiano buscará la conjunción de planetas que le consolide en la zona de puntos en la carrera de mañana; para soñar con un podio tendrá que llover, circunstancia contemplada por casi todos los meteorólogos.
Los entrenamientos empezaron mal para la afición alonsista, que va camino de convertir el sufrimiento de 2008 en una terrible agonía. El Renault no funciona, y da la sensación de que la palabra que aguarda el futuro no es evolución, sino corrección. El R28 no corre en recta, peca de un ligero subviraje en curva y su rendimiento apenas varía con los depósitos llenos o vacíos. El ejemplo lo hemos tenido durante la primera fase de la sesión de ensayos oficiales del Gran Premio malayo en que, por primera vez en su carrera deportiva, Fernando Alonso ha tenido que salir a dar una segunda vuelta cronometrada para salvar el corte. «¡Que llueva, que llueva!», estaría pensando medio box de Renault (las predicciones de la FIA invitaban a pensar en ello)... Y mientras tanto, Trulli se hacía con el mejor crono al volante del Toyota, esa escudería descartada por Alonso porque «no iba a funcionar», mientras Renault era un equipo ganador...
Q2, segunda tanda no apta para sufridores. 15 minutos por delante para seleccionar a los diez mejores. El momento de la verdad. De nuevo, condiciones de seco (la predicción de la FIA, que amenazaba lluvia en 20 minutos, volvió a errar). Y el miedo al agua hizo que todos salieran a pista antes de hora. La primera vuelta rápida dejaba a Alonso en octavo lugar, pero muy cerca de los eliminados. Todos nos temíamos lo peor, máxime cuando, a dos minutos del banderazo, medio pelotón se lanzó en tromba a por el crono definitivo. ¡Pero llegó el milagro! Fernando mejoró su tiempo lo suficiente para aguardar en el limbo las vueltas de Button, Coulthard, Barrichello y Piquet que, uno tras otro, se quedaron a pocas décimas de batirle. Alonso acababa de obrar el segundo milagro del año entrando por primera vez en la Q3 esta campaña.
En la tanda definitiva, Ferrari y McLaren repitieron un nuevo capítulo de su duelo particular. Los monoplazas italianos optaron por montar ruedas blandas, los ingleses atacaron con las duras. Y las vueltas rápidas marcaron lo que todos esperaban desde antes del GP de Australia: sin fallos técnicos de por medio, la Scuderia es muy superior a las flechas plateadas. En Sepang, pole de Ferrari equivale a decir pole de Massa, que volvió a hacerse por segundo año consecutivo con la plaza de privilegio, en esta ocasión con Kimi Räikkönen como vecino de casilla. Detrás, los McLaren con Kovalainen por delante de Hamilton por primera vez en lo que va de año. Serio aviso para el inglés, que ha descubierto lo que muchos venimos pregonando desde la pretemporada: el finlandés va a ser un hueso tan duro como Alonso o más, máxime cuando, al contrario que el asturiano, Kovalainen ha optado por la táctica del silencio y el amiguismo fuera del cockpit...
¿Y Alonso? El asturiano afrontó la tercera tanda de entrenamientos oficiales sin llamar la atención. El asturiano renunció a copar las portadas de la jornada, táctica para la que bastaba descargar el Renault más de la cuenta, y prefirió jugar sobre seguro: cargar gasolina y batallar por la novena posición para salir por la zona limpia de la parrilla, como así ocurrió.
El Gran Premio de Malasia dará comienzo mañana a las 8 de la mañana, hora española, con el temor a la lluvia como gran incógnita.