Bagdad.- El quinto aniversario de la invasión de Irak, liderada por Estados Unidos, coincide con la celebración de la segunda conferencia para la reconciliación nacional en un Irak todavía profundamente dividido por razones étnicas y religiosas.
Los gobiernos formados tras la caída del régimen dictatorial de Sadam Husein han fracasado en su intento de reconciliar a las distintas etnias y credos del país que se precipitaron por una espiral de violencia en 2006 que llevó al país al borde de la guerra civil.
Desde que Sadam fuera depuesto, el nueve de abril de 2003, el país ha sido administrado por tres gobiernos dirigidos por primeros ministros chiíes: Iyad Alawi, Ibrahim Yafari y el actual ejecutivo de Nuri al Maliki.
"La reconciliación nacional es el bote salvavidas de todas las partes. Esta reconciliación es la principal preocupación del actual gobierno", aseguró Al Maliki durante la inauguración ayer, martes, de la segunda conferencia de reconciliación celebrada en Bagdad.
Asimismo, Al Maliki admitió que el país había estado muy cerca de una guerra civil tras el atentado contra un mausoleo chií perpetrado en febrero de 2006 en la ciudad de Samarra, a 125 kilómetros la norte de Bagdad, que desencadenó una oleada de violencia sectaria que acabó con la vida de miles de personas.
No obstante, destacó que sus esfuerzos en favor de la reconciliación habían producido resultados positivos y evitado una guerra civil.
Sin embargo son todavía muchos los iraquíes que aún no han podido disfrutar de los frutos de estos avances, mientras varios líderes siguen acusando a Maliki de ser incapaz de sacar al país de la actual crisis política y de seguridad en la que está inmerso.
"La reconciliación nacional no necesita ceremonias sino un deseo real y fuerte para alcanzar este objetivo", dijo a Efe Karim al Samerrai, portavoz del Frente del Consenso Iraquí, el principal socio suní del gobierno de Maliki, que ayer se retiró de la inauguración de las reuniones para la reconciliación.
La conferencia, que concluirá la tarde de hoy, también ha sido boicoteada por otros dos bloques políticos: La Lista Iraquí, dirigida por el antiguo primer ministro, el chií laico Iyad Alawi y los seguidores del líder radical chií Muqtada Sadr.
"La falta de confianza, junto al pulso por el poder entre chiíes y suníes dificultan cualquier intento de sacar al país de la situación actual", comentó el analista político Burhan Gumaa.
La reconciliación nacional también se considera como un elemento fundamental para el retorno de los cientos de miles de iraquíes que abandonaron el país tras la invasión de 2003 primero y como consecuencia de la violencia sectaria que estalló en febrero de 2006.
Alrededor de dos millones y medio de iraquíes se han visto obligados a abandonar Irak, de los que al menos millón y medio ha buscado refugio en Siria y otro medio millón en Jordania, mientras que otros dos millones se encuentran desplazados dentro del país.
"Las diferencias entre los miembros del gobierno de Maliki han hecho fracasar todos los intentos de reconciliación para acometer otros asuntos apremiantes de la política diaria en el país", dijo a Efe, Osama al Duleimi un experto político suní.
En los últimos meses, cuatro grupos políticos se retiraron del gobierno, poniendo a Maliki en un grave aprieto que finalmente superó aliándose con los kurdos de Masud al Barazani y Yalal Talabani.
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