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El calvario de Chantal Sébire reactiva el debate sobre la eutanasia en Francia

Por ZINEB DRYEF (RUE 89)
Actualizado 17-03-2008 17:11 CET

Declara querer morir. Una mujer frágil posa en las fotografías difundidas por los medios de comunicación. Desfigurada por un tumor, mira el objetivo. Se han salvado algunos centímetros de su cara. El resto es tan sólo un hinchazón monstruoso.

Chantal Sébire tiene 52 años. Ha presentado una demanda ante el presidente del Tribunal de Primera Instancia de Dijon para poder "acabar su vida con dignidad". Está sufriendo mucho y espera que la justicia autorice a un médico para que se le administre la dosis de medicamento que le aliviará definitivamente. Sin embargo, los tribunales han rechazado la petición de Sébire. La enferma ya ha declarado que no recurrirá la sentencia y que tiene intención de acudir a Suiza, donde el suicidio asistido es legal.

Nicolas Sarkozy, destinatario de un mensaje doloroso, encargó a médicos de alto nivel comprobar si se habían agotado todos los recursos de la medicina. Jean-Luc Roméro, ex secretario nacional de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), narra en su blog el combate de Chantal Sébire: "Mientras esperamos, Chantal sufre cada vez más. La vi el viernes pasado y me afectó la violencia de su dolor. Tengo muchas ganas de detener estos combates inútiles y de replegarme en mi vida sin interés. Su combate, su humor, su generosidad me conmocionan, obligándome a actuar a su lado para que finalmente tenga alivio. Esta mujer difunde un amor increíble y, por esta razón, es necesario que obtenga este gesto de amor que ella reclama. Para ella. Para los suyos". Jean-Luc Roméro remite a la lectura de la argumentación del abogado Pilles Antonowicz.

Gilles Devers, otro abogado, aclara de entrada el debate: "Morir no es un derecho". Si penalmente suicidarse no está castigado, ayudar a alguien a morir está penado por la ley, ya que se considera como un asesinato. Queda pendiente la cuestión de los cuidados paliativos: "El legislador confirmó las prácticas en la Ley del 22 de abril de 2005, donde se encuentran los términos del Código de la Salud Pública". "Esta ley retoma los principios más antiguos de la deontología médica: el médico no puede provocar directamente la muerte; en cambio, y frente a situaciones difíciles, debe conservar una actitud terapéutica, es decir, actuar allá donde pueda ser eficaz. Y cuando el tratamiento directo de la enfermedad es ineficaz, éste debe orientarse hacia lo relacional y hacerse cargo del dolor».

El letrado Devers recuerda un caso anterior al de Chantal Sébire, el de Diane Pretty: "Ésta solicitaba igualmente la autorización para que se le practicara un acto eutanásico. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos rechazó esta demanda". La ley, a la cual se refiere el abogado bloguero, se menciona también en Ça dérange. En este caso, el autor la considera desfasada. Vuelve a publicar para la ocasión un texto redactado durante la campaña presidencial: "El juicio en el tribunal de lo criminal del departamento de la Dordogne de un médico y una enfermera que ayudaron a morir a un enfermo de cáncer en fase terminal hace resurgir este problema en la actualidad.

Se trata en este caso de eutanasia activa, puesto que el doctor Tramois y la enfermera que actuaba, Chantal Chanel, provocaron la muerte del enfermo mediante una inyección letal [...] La cuestión vuelve a aparecer, para saber si la Ley Leonetti no está desfasada y si, bajo algunas condiciones muy supervisadas, la eutanasia activa no debería despenalizarse".

El bloguero recuerda las posiciones de unos políticos y de otros. La prudente de Nicolas Sarkozy, para quien "el fin de la vida debería considerarse, tal vez, desde el punto de vista del sufrimiento y de sus límites, antes que desde el punto de vista de los principios"; la del Partido Socialista, que plantea una ley sobre "la asistencia medicalizada para morir dignamente"; y la de François Bayrou, que estimaba suficiente la Ley Leonetti. El bloguero, más bien derrotista, aconseja a Chantal Sébire que se marche al extranjero: "Vaya a Suiza, señora, nuestros políticos no reaccionarán..."

La 'eutha-nazi'

En el blog conservador Le bal des dégueulasses se afirma en el artículo 'Eutha-nazi' que con los actuales cuidados paliativos se está ya practicando la eutanasia. "Personalmente, estoy en contra de la eutanasia de manera más brutal todavía que con la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVG). No se confundan con lo que voy a decir. La IVG a menudo la practica una madre (joven) angustiada, que no sabe lo que hace. De ahí, el frecuente arrepentimiento. Sin embargo, la eutanasia es algo mucho más dramático. Planteémonos directamente: un hospital donde se mata no es un hospital donde se pueda curar. Curar, cuidar ‘care’ y no ‘cure’."

En otro párrafo, señala a los supuestos responsables de esta situación. "A quienes conciernen los acontecimientos de mayo de 1968 quieren un mundo aséptico, un mundo sin dos partes, un mundo sin maldad. Sexualidad sin embarazo (y en consecuencia, embarazo sin sexualidad) y cuarenta años después, muerte sin agonía. No es el sufrimiento lo que les molesta tanto, todavía menos el enigmático ataque a la dignidad (ser cogido como un perro moribundo, qué dignidad más asombrosa, ¿no?). Lo que les molesta en su ideología es la agonía".

El bloguero de Nouvelles de Ruritanie resulta confuso frente a esta demanda que proviene de una persona "consciente". Chantal Sébire, afirma, es emblema de una época de irresponsabilidad: "El Occidente cristiano condena y reprime el suicidio, al contrario de los antiguos 'paganos' que magnificaban Catón y Sócrates. El suicidio no tiene buena prensa, es la solución errónea de los depresivos y adolescentes… Los poderes públicos se preocupan por la importante tasa de suicidio en Francia y lejos de incluirse como un acto de libertad, el suicidio está visto como un fracaso y a menudo, desde Durkheim, como una patología social". Y añade, "antes que pensar en una verdadera despenalización del suicidio y, sobre todo, de su ayuda, los militantes de la eutanasia quieren exigir a los médicos que maten a sus pacientes. Una vez terminada la conducta individual, necesitamos un dispositivo socializado, eufemizado… la muerte protegida. La inyección dulce antes que la cuerda, la pistola o el matarratas".

Que se respete su última libertad

L’avis de Samuel, menos polémico, responde a una opinión habitual sobre la eutanasia: "Legalizar la eutanasia es hacer estallar un dique y correr el riesgo de encontrarse con comportamientos abominables. Imaginen en las residencias de ancianos, la anciana que ha terminado de temblar y que se está esperando a que muera, visto que es ella quien tiene el dinero, y que se pueda incitar a "elegir" marcharse serenamente. Porque ella molesta, porque la residencia es cara. Es sórdido, pero situaciones como ésta son más frecuentes de lo que creemos. Hay también enfermos que a veces pasan por un momento crítico, cuando el sufrimiento les hace tener ganas de terminar con todo, y al final superan la enfermedad y se curan. Si la eutanasia es legal, e incluso si se supervisa de manera estricta, habrá desvíos". Este autor sugiere igualmente el suicidio. Más simple y menos político.

Riton de Cannes establece una curiosa comparación entre la muerte de Lazare Ponticelli, último combatiente francés en la Primera Guerra Mundial, y esta demanda de eutanasia: "La justa muerte solicitada y esta terrible vida acordada. No puedo dejar de acordarme de mi abuelo que me contaba su guerra, todos los años que pasó perdidos, su juventud robada, sus sufrimientos. Verdún, el Camino de las Damas. Sólo queda su medalla militar, piadosamente conservada, un número de matrícula y una vida arruinada. Y esta mujer que solicita que se reduzca su sufrimiento, que se le quite la vida que ya no lo es. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar? ¿Se les ha preguntado a todos esos hombres a quienes enviaron al matadero si aceptaban esta sentencia, si estaban de acuerdo con esta misma ley que les enviaba a que les mataran? Millones de ellos se marcharon con una cierta indiferencia, y [ahora] una sola persona quiere irse, que las pasiones están desencadenadas".

Él hace un llamamiento para que se respete su última libertad.

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