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La prensa francesa se pregunta si su izquierda debe imitar el modelo Zapatero

Por RUE89
Actualizado 12-03-2008 13:47 CET

La victoria impecable del PSOE en las elecciones del domingo podría hacer reflexionar a la izquierda francesa, siempre en busca de un líder, una estrategia y un programa. Aunque quizás el modelo de Zapatero no sea tan fácil de exportar a Francia… Los expertos opinan para Rue89.

Elodie Cuzin. Periodista, corresponsal en Madrid

Labrar una marca de fábrica

La izquierda francesa, en su posicionamiento actual, tendría dificultades para calcar exactamente el modelo socialista español. "Bajar los impuestos es algo de izquierdas", es lo que declaró José Luís Rodríguez Zapatero antes de ser elegido; una frase que no imaginamos a día de hoy en boca de ninguno de los representantes del socialismo francés.

Se refería más bien a los impuestos directos. Desde su acceso al poder hace cuatro años, el gobierno español ha dirigido bien una política económica basada en una ortodoxia liberal moderada.

Para poder redistribuir la riqueza primero se tiene que crear: este podría ser el credo del gobierno de Zapatero, que ha dado en 2007 un superávit presupuestario de 20.000 millones de euros. Un bote que piensa utilizar en parte para relanzar la economía y el empleo frente a la desaceleración que afecta a España desde finales de 2007.

La izquierda francesa podría en cambio imitar más fácilmente la "marca de fábrica" del mandato Zapatero adoptando medidas sociales progresistas, iniciativas de choque y simbólicas como el matrimonio entre homosexuales, el divorcio exprés, la consolidación de la igualdad de hombres y mujeres, la ley contra la violencia machista, etc. Además, el presidente español se autodeclara feminista.

Por último, la izquierda francesa podría hacer también suya su concepción de la ayuda al desarrollo. Tras la regularización masiva de trabajadores extranjeros en 2005, el gobierno socialista español se ha concentrado en el desarrollo de su política de cooperación internacional en África. Desde ese momento ha empezado a financiar formaciones profesionales y talleres de aprendizaje in situ. Además, la inmigración ilegal bajó un 62% en los primeros meses de 2007.

Frederic Sawiki. Profesor de Ciencias Políticas en Lille II

La izquierda debe, ante todo, definir sus prioridades

España es demasiado diferente de Francia como para que Zapatero pueda constituir un modelo para la izquierda francesa. El nivel débil de desarrollo de España, la débil regulación del mercado laboral, el conservadurismo moral de la sociedad española, la centralidad de la cuestión regional en el debate político que permite en cierto modo a la izquierda española parecer de izquierdas al mínimo coste.

¿Cómo? Aumentando muy ligeramente los gastos sociales, poniendo en primer plano las reformas de la sociedad (derechos de las mujeres, laicidad, derechos de los homosexuales…) y las cuestiones institucionales (incremento de la autonomía regional). Desde este punto de vista, Zapatero está, por cierto, muy cerca de Tony Blair.

En Francia, los electores de izquierdas, aun no siendo los únicos (se vio con la movilización de los taxistas, farmacéuticos, abogados…), no están preparados para sostener políticas de reducción drástica del gasto público (al menos las que conciernen directamente) y el dilema de los partidos de la izquierda es precisamente no defraudar ninguna de sus expectativas. Mientras no se definan prioridades claras, ningún héroe está en condiciones de salvar a la izquierda. ¿Zapatero? ¡No es ningún héroe!

Jean-Frederic Schaub. Historiador, jefe de estudios de Ehess

Una historia opuesta a la de la izquierda francesa

No se puede tomar el modelo de Zapatero para la izquierda francesa porque la realidad política española es antitética a la que prevalece en Francia. Entre todas las herencias históricas, hay una que permanece sistemáticamente olvidada: el partido comunista español no ha sido nunca una fuerza electoral de peso en España, no hasta la caída del franquismo, en 1978, después de su 'desapareción' en 1939.

El PSOE tiene su hegemonía en la izquierda a lo largo del siglo XX. Renace en los años setenta bajo el apadrinamiento del SPD alemán, en una estrategia diametralmente opuesta a la de la unión de la izquierda de Mitterand.

El anticomunismo virulento de Felipe González marcó todo el post-franquismo y favoreció el reajuste social-demócrata del conjunto del PSOE... hace treinta años. El resultado es que este partido no obtiene nunca menos del 40% de los sufragios en las elecciones generales (legislativas) desde 1982.

La otra principal diferencia recae en la estructuración territorial del país. Sin volver a hablar en detalle sobre la cuestión de Cataluña, el País Vasco y Galicia, se puede decir, vaya, que el PSOE presenta un perfil autonomista que se podría considerar en Francia como una tendencia girondina o descentralizadora.

De hecho, el jacobinismo o el centralismo de izquierda son inaudibles en España. Se trata, aunque se pueda lamentar, de un monopolio de la derecha, del que Aznar abusó y que convirtió en espantapájaros.

En suma, la experiencia del PSOE es opuesta a la trayectoria del PS en dos puntos esenciales: la relación liberada con la social-democracia y un gran tacto sobre la cuestión de la unidad nacional. En estas condiciones, un paralelismo franco-español para la izquierda francesa me parece infundado.

Alex Vicente. Corresponsal en París del Diario Catalán Avui

En el PS no hay ningún líder comparable con Zapatero

La derecha francesa quedó perpleja tras la primera victoria de Zapatero en 2004. Era como si los socialistas de esta España católica, y tan retrasada en materia de democracia, hubieran alzado la patria de los derechos del hombre, tan segura de sus valores y de su modernidad eterna...

Creo que esto obligó a los socialistas a cuestionarse y a cuestionar su programa. Pero el 'aggiornamento' (término latino que significa literalmente puesta al día), palabra tabú en el PS, aún no está muy comprometido oficialmente en Francia. ¿Lo estará en el congreso de otoño?

El modelo de Zapatero es un modelo social-demócrata muy pragmático que asume el liberalismo económico e incluso lo refuerza (el vicepresidente Pedro Solbes, antiguo comisario europeo de finanzas, no se esconde).

Aunque trata de equilibrarlo con medidas de redistribución social ("cheque-bebé", ayudas para la vivienda…). Zapatero insiste mucho igualmente en los derechos individuales (matrimonio y adopción para los homosexuales, igualdad entre hombres y mujeres, baja por paternidad...).

No existe, en el seno del PS francés, un líder comparable con Zapatero: una figura consensual en el seno de su partido que evita las confrontaciones y preserva los equilibrios internos. Por el momento, esta figura no existe en el PS francés, aunque tampoco existía en el PS español.

Cuando fue elegido en marzo de 2004, Zapatero era una figura gris y poco querida, elegida por defecto tras los atentados de Al-Qaeda en Madrid. Fue su acceso al poder lo que ha permitido descubrir su potencial.

Philippe Marliere. Maestro de conferencia, University College London

Liberal hasta la médula

Sigilosamente, José Luís Rodríguez Zapatero se ha convertido en un líder creíble de la social-democracia europea. Desde el punto de vista personal, Zapatero es el anti-Blair o el anti-Royal: es modesto, sencillo. Esta "autenticidad" que cultiva a porfía le vale la simpatía de la mayor parte de los españoles. Al contrario que sus dos compañeros, Zapatero no es un personaje autoritario. En efecto ha sabido colocar a vasallos en los puestos clave del PSOE, pero sin herir a los militantes, como han podido hacer Tony Blair o Ségolène Royal. Zapatero es el que mejor encarna hoy en día la "Nueva social-democracia": una corriente pragmática, centrista y decididamente liberal. En el plano económico, el primer ministro español no se diferencia mucho de los demás partidos de centro-izquierdas que están en el poder. Su acción se inscribe en el curso de una política modestamente redistribuidora, que descansa en un "Estado aliviado" y que favorece la iniciativa privada. A semejanza del "blairismo", los resultados macroeconómicos parecen buenos, aunque son bastante engañosos: se han creado 2,88 millones de puestos de empleo y el producto interior bruto ha progresado en cuatro años alrededor del 3,5% cada año. La otra cara de la moneda de este neoliberalismo de izquierdas ha sido el agravamiento de la precariedad y el aumento del número de trabajadores pobres. En este plano, el "zapaterismo" no se distancia mucho del "blairismo", aunque el español no se arriesgaría, como hizo el británico, a alabar la superioridad todo terreno del sector privado sobre el público o, aún más, a ensalzar a los empresarios, a las estrellas de la farándula o a los jugadores de fútbol…

José Luís Rodríguez Zapatero es también un auténtico liberal en el plano político y cultural: legislación del matrimonio entre homosexuales, leyes que aceleran el procedimiento de divorcio, que facilitan el aborto y castigan más la violencia contra la mujer. Con el tan tímido Pacs (Pacto Civil de Solidaridad), el PS lleva retraso frente al PSOE en lo que concierne a la igualdad entre sexos. Ni Jospin, ni Royal, muy conservadores en estas cuestiones, habrían hecho lo que ha conseguido Zapatero en este terreno. La "España católica" es hoy en día un país más pluralista y tolerante que la Francia laica.

Zapatero es uno de los pocos líderes políticos que ha cumplido sus promesas: retiró las tropas de Irak y, lleno de coraje por una nueva forma socio-demócrata, regularizó varios cientos de miles de trabajadores extranjeros clandestinos.

Zapatero no puede ser un modelo para una izquierda francesa de izquierdas porque su política social y económica no rompe con el consenso neoliberal de la social-democracia europea. Sin embargo, su acción concreta para la igualdad de sexos debería hacer ruborizarse de vergüenza a los conservadores del PS de Francia.

Stephane Michonneau. Maestro de conferencia, Universidad de Poitiers

Sobre ciertos temas, Zapatero es menos pusilánime que el PS

La cuestión planteada es delicada: supone un modelo zapaterista que probablemente no existe. Este modelo sólo existe en la medida en que el lamentable estado de la izquierda francesa obliga a mirar al extranjero. Si no, estoy convencido de que no echaríamos ni una mirada a España...

Finalmente, la izquierda es una noción relativa a la derecha. Ahora bien, la derecha española no se parece en absoluto a la derecha francesa: no hay bonapartismo en España y una democratización digamos inacabada del PP que le hace perder una parte clave del electorado de centro-derecha, es decir las "otras derechas" que se han constituido históricamente en Cataluña y País Vasco, en la tradición democrática de oposición al franquismo. CiU (Cataluña) y PNV (Euskadi) representan ellos solos 18 diputados, es decir lo que le falta al PP para gobernar.

Por lo que respecta al PSOE, me quedo con una gran tradición de liberalismo de costumbres (política de integración de la inmigración, matrimonio homosexual con adopción, feminismo y lucha contra la violencia doméstica) que distan mucho de la pusilanimidad del PS, efectivamente.

A pesar de ser objeto de tensiones, Zapatero está muy atento a las sensibilidades regionalistas: en España, parece que se ha entendido que Estado y nación estaban disociados, que se ha asumido la era post-nacional en definitiva. El tipo de gobierno que asocia regiones y Europa en el juego del poder es muy hábil incluso si es conflictivo (lo que es normal dado que la forma de Estado es objeto de debate político, contrariamente a lo que ocurre en Francia).

Finalmente, Zapatero impulsa una revisión del pasado mediante las leyes de la memoria incompletas pero valientes. Estaría bien ver al PS mirar de frente el pasado de la colonización y sus lazos con el proyecto republicano...

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