MADRID.- El presidente del PP, Mariano Rajoy, ha afirmado, tras perder las elecciones con 154 escaños frente a los 169 del PSOE, que el PP estará "a la altura de las circunstancias" y que seguirá defendiendo los intereses de los ciudadanos y a España, así como las convicciones y principios que él ha representado.
Aunque el primero en salir para asumir la derrota y felicitar al PSOE fue el coordinador de la campaña electoral, sobre las 23.30 era el propio Rajoy quien se dejaba ver en el balcón de la sede nacional acompañado por su esposa, Elvira Fernández -visiblemente emocionada-, así como por Ángel Acebes, Manuel Pizarro, Pío García Escudero y Soraya Saénz de Santamaría.
Detrás del presidente del PP, pero dentro de la sede nacional del partido, se encontraban otros dirigentes, como Eduardo Zaplana y Esperanza Aguirre.
Rajoy saludaba desde el balcón -hace cuatro años lo hacía desde una ventana- a los cientos de simpatizantes y militantes congregados en la calle Génova y afirmaba hasta en tres ocasiones que el Partido Popular estará "a la altura de las circunstancias".
Minutos antes de las once de la noche, el presidente del PP llamaba al jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para darle la enhorabuena por su victoria en las elecciones.
Ya desde el balcón explicaba que había llamado a Zapatero para desearle "suerte por el bien de España", lo que era respondido con gritos de "Zapatero, embustero".
Rajoy ha dedicado un amplio capítulo a los agradecimientos empezando por su equipo, del que citó a su secretario general, Ángel Acebes, por el "apoyo" que le han dado durante cuatro años "difíciles", los pasados desde la inesperada derrota de 2004.
Tras dar las gracias a los candidatos populares, a los militantes y a los que han confiado en el PP por primera vez, especialmente a los jóvenes, ha destacado que su partido ha obtenido "más votos que nunca" y ha apostillado: "Somos el partido político de España que más ha subido en votos, en escaños y en porcentaje de votos".
En esa misma línea se había expresado minutos antes García Escudero, quien hablaba de "magnífico resultado" y valoraba el "importante crecimiento" de los dos grandes partidos de ámbito nacional "en detrimento de los nacionalistas".
Además Mariano Rajoy aseguraba que "todo el mundo sabe" que los populares son "previsibles". "Todo el mundo sabe lo que defendemos, todo el mundo sabe en lo que yo creo y todo el mundo sabe lo que yo pienso y mis convicciones, mis valores y mis principios es lo que este partido político va a defender", ha dicho.
"No voy a defender en mi vida, porque no lo he hecho nunca y a estas alturas menos, más que los intereses generales de los españoles y mi país, una gran nación que se llama España", ha aseverado Mariano Rajoy.
El presidente del PP se despedía desde el balcón de los militantes con un lacónico "adiós".
Aunque Rajoy no tuvo un recuerdo para Isaías Carrasco, el ex concejal del PSOE asesinado el viernes por ETA, sí hizo referencia a él García Escudero, quien lamentaba en nombre del Partido Popular "tan execrable crimen".
"Deseamos que nunca más una jornada electoral tan tranquila como esta se vea ensombrecida por un hecho de estas características", ha agregado.
Rajoy había llegado a la sede del PP minutos antes de las ocho de la tarde para seguir el escrutinio y lo hacía rodeado de sus más estrechos colaboradores, en un ambiente inicial de optimismo que después, según se fueron conociendo datos, pasó al desánimo.
Ángel Acebes, Eduardo Zaplana, Pío García Escudero, Manuel Pizarro y hasta Rodrigo Rato se encontraban en la sede nacional, junto a los secretarios ejecutivos Gabriel Elorriaga, Soraya Sáenz de Santamaría, Miguel Arias Cañete, Ignacio Astarloa y Sebastián González y otros dirigentes como Jaime Mayor Oreja.
Mientras la desolación se instalaba en el PP, en el regional de Madrid se vivía un ambiente de fiesta por haber obtenido unos "resultados históricos" con una distancia del PSOE de casi diez puntos y tres escaños, la más grande que han sacado en el Congreso de los Diputados en democracia.
Así, la noche electoral fue seguida desde Génova por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y la práctica totalidad del Gobierno regional, así como por el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, que no se dejó ver.
La calle Génova estuvo prácticamente toda la noche llena de cientos de simpatizantes, que esperaron impacientes los resultados electorales y que aclamaron a Rajoy cuando salió al balcón.
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