Ya lo dijo Linda Evangelista: "no me levanto de la cama por menos de 10.000 dólares". Quizás para atajar la situación los fotógrafos y directores creativos de las campañas de primavera verano 2008 han decidido dejar a las modelos en esa posición. Tumbadas, desparramadas, tiradas por los suelos.
La moda en posturitas va cambiando cada cierto tiempo. Si en los noventa, con el auge de las top models, se trataba de enseñar carne, escote y mujeres con curvas en actitud sexy, luego vinieron las célebres campañas de Calvin Klein con una Kate Moss escuálida que puso de moda los anuncios con un punto grunge y andrógino. Modelos agotadas sin camiseta, en vaqueros, descalzas y con porte desgarbado. El 2000 trajo la innovación creativa que se ha ido haciendo mayor hasta alcanzar cotas artísticas en el siglo XXI. Al menos así lo entienden algunos diseñadores y directores creativos como Dolce y Gabbana que calificaron de expresión artística su campaña censurada en España.
No hay más que echar un vistazo a los fotógrafos que están detrás de las campañas, que en ocasiones tiene casi más fama que la marca que retratan: Juergen Teller para Marc Jacobs, Terry Richardson para H&M by Cavalli, Steven Meisel para Lanvin, Mario Testino para D&G y Burberry. Y estos son sólo algunos ejemplos. Otro ingrediente que no puede faltar en los anuncios actuales son las celebrities. Esto asegura que la campaña sea más vista y más comentada. Sin ir más lejos las fotos de Victoria Beckham saliendo de una bolsa de compras de Marc Jacobs han aparecido hasta en revistas del corazón. Y aquí no acaba todo, esta temporada Kristen Dunst es la imagen de Miu Miu, Jennifer Connelly de Balenciaga y Mischa Barton de Iceberg. Y son sólo algunos ejemplos.
Precisamente, la novia de Spiderman es una de las que posa por los suelos para la firma de Miuccia Prada. Pero no es la única. De hecho, parece que los diseñadores y directores creativos de las marcas se han enviado un pásalo -Vuitton, Gucci, Tod's, Valentino, Alberta Ferretti, Dsquared2, Bluemarine, Prada...-. La consigna es: que las chicas se tiren al suelo. Y no de la risa (que bien podrían dado lo que ganan por una sesión de 'tumbing') sino más bien como postura glamourosa de reinona agotada por la vida. Lo malo de esta pose es que las adolescentes (y no tanto) pueden caer en sus redes y empezar a llenar sus fotologs de imágenes en las que aparecen desparramadas en la moqueta de su habitación. Es una estampa jugosa por el pasotismo estudiado que implica. Aunque también hay algo bueno en esta nueva moda y es que mientras las modelos descansan sobre el suelo no pueden dedicarse a protagonizar campañas saltarinas, una pose que bien merece otro post por lo absurdo que tiene que ser ver a las modelos dar pequeños saltos y repetirlos hasta el infinito para que salga la foto.
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