BARCELONA.- Hacia mucho que se hablaba de ello, y finalmente la cadena estadounidense NBC estrenó el pasado domingo el episodio piloto de una serie, Knight Rider (El Coche Fantástico, para los amigos) que hereda el espíritu de la original, la que marcó la infancia o la juventud de una inmensa mayoría de los que nos movemos entre los veintitantos y los cuarenta y pocos, los que según los anuncios de cola somos inmensamente felices porque sí.
Por lo visto el share que se fuera a obtener de la emisión dependía el que se decidiera dar continuidad al proyecto y acabar rodando una nueva edición de la serie. Y como ha sido un rotundo éxito, pues es de esperar que sepamos algo más en breve. De momento, ahí va un adelanto en forma de jueguecito, pese al riesgo que corremos de que dejéis de leer a partir del momento en que hagáis uso del enlace ;)
Está claro que no hacía falta resolver lo de la huelga de guionistas de Hollywood para construir una trama argumental alrededor del conjunto formado por guaperas y carro cibernético, pero habrá que ver hasta qué punto se han adaptado a los tiempos que corren, porque la «Fundación para la Ley y el Orden» debería ser declarada hoy en día como ONG sin ánimo de lucro. Mientras, Michael Knight siempre quería beneficiarse de las bellas damiselas de la América profunda con la excusa de ayudar a su pobre familia, extorsionada por unos malvados tiranos de pacotilla. Una trama al estilo de otras míticas series de los ochenta, El Equipo A, donde también se enfrentaban buenos contra malos en medio de ensaladas de tiros y explosiones, pero donde jamás nadie resultaba herido. Puro realismo, vamos.
Pero como esto es la sección Sobre Ruedas, y no la crítica televisiva de Javier Pérez de Albéniz, vamos a hablar del verdadero protagonista de la serie, el coche. En este caso se trata de un Ford Mustang Shelby GT 500 KR, que hará las delicias de los amantes del 'tuning' hiperbólico. Es de suponer que la marca del óvalo ha puesto una buena cifra sobre la mesa de los productores para que fuese el elegido. Se trata de una potentísima versión V8 de 5,4 litros de cilindrada con compresor, que entrega nada menos que 540 CV. Aquí podemos verlo en acción.
En la serie aparecerá con tres configuraciones, llamadas KITT Hero (la normal, vamos), otra denominada KITT Attack (la requerida en modo combate, y mucho más rápida), y la bautizada como KITT Remote, que obviamente será la que veamos desplazarse sin conductor alguno a sus mandos. Entre sus virtudes está que se puede acceder a las tripas electrónicas de cualquier cosa que funcione con corriente, y puede cambiar de color y forma. Todo un supercoche mutante, vamos. Tenemos una duda: cuando llegue a nuestro país (que llegará, no lo dudemos), ¿quién le pondrá voz al coche? Personalmente añoraré siempre la voz de nuestro querido Homer Simpson, pero con tono metálico, haciendo chascarrillos pedantes y diciendo cosas con tono sereno, como «Michael, según mis cálculos nos están a punto de bombardear con misiles tierra-tierra y creo que no podrías sobrevivir al ataque debido a las temperaturas generadas».
Algunos puristas de la serie echarán de menos el Pontiac Firebird Trans Am de tercera generación (1982-1992). A algunos de ellos, a los que les sobren unos cuantos miles de euros, siempre les quedará la posibilidad de comprar alguna de las numerosas réplicas del KITT auténtico de las que se venden por ahí, ya que en Internet podemos encontrar incluso páginas que nos enseñan cómo construir nuestro propio KITT paso a paso, menuda mezcla de la serie y de Bricomanía. O eso, o a revivir los antiguos episodios de la serie, que menos mal que ahora los venden en DVD y no en VHS. Y es que, con el paso del tiempo, no han parado de ped¡rder el color, como ya pasó con Verano Azul…
Por su parte, el protagonista bípedo es ahora Justin Bruening, quien proviene de otras series de TV por cable aún no emitidas en nuestros lares. El auténtico «Maiquelnai», aquél chulo hortera, creído y ligón, con camisas abiertas hasta la mitad, chaqueta entallada de cuero negro, botas de cowboy, y vaqueros de dos tallas menos de lo necesario, no volverá jamás. Tras su no poco menos popular paso por la playa camino de su ocaso, David Hasselhoff ha ido metamorfoseando hasta ser el alcohólico patético que todos hemos visto regurgitando hamburguesas ante su hija hace no demasiado. Resulta obvio, por tanto, que su problema no son los kilos de más y las arrugas, sino su estado mental, así que ni con doce kilogramos de Botox se podría repetir un efecto parecido al de Sylvester Stallone, a quien acabamos de volver a ver reencarnando a Rambo. Ver para creer…
El caso es que, críticas al margen, pocos habrán que no se hayan llevado alguna vez a la cara el Casio digital y le haya susurrado aquello de «Kitt, te necesito»… que suelte el ratón inmediatamente quien no lo haya hecho nunca. Para todos nosotros, ahí va la parrafada que se podía escuchar en la cabecera de cada uno de los episodios: «El Coche Fantástico es una trepidante aventura de un hombre que no existe, en un mundo lleno de peligros; Michael Knight, un joven solitario embarcado en una cruzada para salvar la causa de los inocentes, los indefensos, los débiles, en un mundo de criminales que operan al margen de la ley... el mundo del Coche Fantástico.» Cómo cambian las cosas con la perspectiva de los años…