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Fidel Castro deja la presidencia a su hermano Raúl que le reconoce como líder

EFE
Actualizado 25-02-2008 01:41 CET

La Habana.-  El jefe de la revolución cubana, Fidel Castro, dejó a los 81 años de edad la presidencia y la comandancia de las Fuerzas Armadas, en las que le reemplazó hoy su hermano Raúl, de 76, quien, nada mas asumir, le reconoció como "insustituible".

Fidel Castro dejó el mando ejecutivo de este país de 11 millones de habitantes tras 49 años y 55 días en el poder desde que derrocó en 1959 al dictador Fulgencio Batista, pero seguirá siendo el líder indiscutible de la revolución.

En la historiografía de Castro figura con mayúsculas la consigna que dio a conocer al mundo: "Condenadme, no me importa, la Historia me absolverá", pronunciada en 1953 ante el tribunal que le condenó por el fracasado asalto al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba, su primera acción armada contra Batista.

"Si tuviera que empezar de nuevo, enfilaría el mismo camino revolucionario. En modo alguno puedo darme por satisfecho del todo con lo alcanzado; siempre tendré la sensación de que pude hacerlo mejor", confesó muchos años después al comandante sandinista nicaragüense Tomás Borge.

Hijo de emigrante gallego enriquecido a la sombra de las multinacionales norteamericanas en los años 30, Fidel Alejandro Castro Ruz pasó de los campos de Birán, el pueblo de una pobre zona del oriente de Cuba donde nació el 13 de agosto de 1926, a codearse con los hijos de la burguesía en los mejores colegios de La Habana.

La severa educación recibida de su padre le influyó tanto, según sus biógrafos, como la religiosidad de su madre y sus años de estudio con los jesuitas en La Habana.

Los jesuitas marcaron decisivamente su carácter antes de pasar a la Universidad, donde se forjó como líder estudiantil mientras concluía la carrera de Derecho y comenzaba sus andanzas políticas.

Castro creó en Cuba un "comunismo Caribe" con las recetas de Marx y Lenin, el legado de José Martí y una gran dosis de aportaciones propias, que dio como resultado un sistema único en el mundo.

Tuvo una larga lista de cargos: entre otros, presidente del Gobierno, de los Consejos de Estado y de Ministros, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y primer secretario del Partido Comunista de Cuba.

Ni Estados Unidos, su principal obsesión, ni sus enemigos internos, ni siquiera la caída del bloque soviético hace casi tres décadas, pudieron apartarle del poder durante más de 47 años.

Una grave enfermedad le obligó a delegar provisionalmente funciones ejecutivas en su hermano menor y segundo hombre del régimen, Raúl, el 31 de julio de 2006, y hoy lo ha hecho definitivamente.

Arropado por un eficaz aparato de seguridad, Castro tejió una red de organizaciones de masas para vertebrar la sociedad cubana y mantener su modelo durante décadas.

Algunas de sus fórmulas habían sido probadas en otros países comunistas, pero otras fueron inventos genuinamente cubanos, como los Comités de Defensa de la Revolución -los "ojos y oídos" del régimen-, creados en la década de los 60 para vigilar los movimientos de los ciudadanos en cada vecindario.

Pero, más allá de esta compleja estructura, defensores y detractores coinciden en que su carisma y su habilidad política para transformar los fracasos en victorias fueron decisivos para la longevidad del sistema.

Fidel, el joven abogado que se enfrentó a Batista en una guerra desigual (1956-1959), supo aprovechar el profundo descontento social generado por aquella dictadura y ganarse el apoyo popular.

País con muchas asignaturas pendientes y muy corta historia como Estado libre tras la independencia de España en 1898, Cuba encontró en Castro un caudillo que parecía capaz de darle una identidad, acabar con las desigualdades históricas y abrir la puerta del futuro.

Miles de cubanos le apoyaron desde el desembarco del yate "Granma" en 1956, celebraron su triunfo el 1 de enero 1959 y se entregaron incondicionalmente al proyecto revolucionario.

"Fifo", "Caballo", "Jefe", "Comandante", "Líder Máximo", son sólo algunos de los nombres con los que se le conoce en Cuba.

Castro introdujo en la isla reformas sociales, educativas y sanitarias sin comparación en América Latina en la época y colocó a Cuba en la agenda internacional, mientras se afianzaba en el poder.

En vísperas de su rotunda victoria en Bahía de Cochinos, en 1961, declaró "socialista" la revolución y abrazó a la ahora desaparecida URSS para asegurar la subsistencia económica del país, mientras crecía su enfrentamiento con Washington.

El enfrentamiento con EE.UU. y las campañas en África y Centroamérica distrajeron de los problemas cotidianos a los cubanos, que un día se despertaron con un país colapsado tras la caída del bloque soviético y sumergido en el llamado "periodo especial", una economía de guerra en tiempos de paz que forzó a Castro a abrirse al turismo y al dólar.

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