París.- Francia abre la próxima medianoche la campaña para unas elecciones municipales - el 9 y 16 de marzo - que se presentan para la izquierda como una manera de confirmar o mejorar su actual poder local y para el Gobierno de Nicolas Sarkozy como una prueba con la que medir el grado de satisfacción popular.
Más de 36.000 municipios renovarán sus órganos de poder en las próximas semanas en unas elecciones que estaban previstas para 2007 pero que fueron aplazadas un año para evitar la abundancia de citas con las urnas.
En mayo del año pasado Nicolas Sarkozy accedió a la Presidencia de Francia tras las elecciones ante la socialista Ségolène Royal y, unas semanas después, su partido, la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), obtenía el triunfo en las legislativas, con la mayoría absoluta del Parlamento.
Por eso las elecciones municipales pueden verse como un examen a la gestión del Gobierno y a la omnipresencia de Sarkozy, no siempre recompensada por el aprecio popular.
El dominical "Le Journal du Dimanche" publica hoy su encuesta mensual sobre la popularidad del presidente, que continúa a la baja, ya que a la pregunta de si están satisfechos de su labor, el 38 por ciento de los casi 1.900 encuestados responden que si, nueve puntos menos que en el pasado sondeo.
La situación económica y, más en concreto, el poder adquisitivo, es la principal preocupación de los franceses y el primer reproche que harán al presidente si no cumple sus promesas.
Sarkozy no es candidato y es cierto que los comicios locales responden a la lógica de elegir al poder más próximo al ciudadano, pero las urnas pueden servir también de barómetro acerca de la gestión del Gobierno conservador.
Además, la mayoría de los ministros sí son aspirantes a alcaldías de pequeño tamaño o como concejales en distritos de las más grandes, por lo que en su caso sí influirá la imagen que gestores en el Ejecutivo tengan los votantes.
En general los sondeos que desde hace semanas han publicado diferentes medios franceses no son favorables al partido del Gobierno, que hasta ahora controla capitales como Marsella, Burdeos, Niza, Estrasburgo, Reims o Toulouse.
Por su parte, las encuestas sugieren que la izquierda repetirá o incluso mejorará sus resultados de 2001, cuando logró alcaldías como París, Lyon, Lille, Montpellier, Rennes o Nantes.
Caso especial es el de París, que la izquierda logró recuperar en 2001 un siglo después de haber tenido el último alcalde progresista gracias a Bertrand Delanoë, al que todos los sondeos atribuyen una amplia reelección.
La elección en París también puede tener otro efecto en la política francesa, ya que el reforzamiento de Delanoë podría llevarle a ser candidato al liderazgo del Partido Socialista en el Congreso que celebrarán dentro de unos meses, como él mismo admitió hoy a la emisora Radio J: "la labor de alcalde es compatible con el compromiso al servicio de mis ideas".
Un antecesor de Delanoë, Jacques Chirac, también pasó de la alcaldía parisina a la Presidencia de la República, cuyo actual titular, Nicolas Sarkozy, se fogueó durante casi dos décadas como alcalde de Neuylly, a las afueras de la capital.
La primera vuelta se celebrará el 9 de marzo y, en el caso de que ninguna lista obtenga la mayoría absoluta de los sufragios, se disputará la segunda una semana más tarde con la presencia de las candidaturas que hayan superado el diez por ciento de los votos.
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