La Habana.- Las fuentes gubernamentales y la prensa cubana guardan silencio absoluto sobre quién será el nuevo jefe de Estado y de Gobierno 24 horas después del anuncio del presidente Fidel Castro de que no quiere ser reelegido el domingo próximo, cuando se reúna el parlamento.
En La Habana se percibe hoy, como ayer, absoluta normalidad, con la gente dedicada a sus quehaceres cotidianos, y lo mismo se reporta desde el resto de esta isla de 11 millones de habitantes.
Los pocos comentarios que surgen en algunas esquinas dan como seguro sucesor al presidente interino y ministro de Defensa, Raúl Castro, aunque diplomáticos y analistas no descartan aún del todo otras posibilidades, como el secretario y vicepresidente del Consejo de Estado, Carlos Lage.
Los diarios habaneros Granma y Juventud Rebelde alaban hoy el deseo del octogenario Fidel Castro de no ser reelegido, afirman que es un gesto de "extraordinaria dignidad" y recogen mensajes de sectores oficialistas que le juran lealtad, pero nada dicen sobre la sucesión institucional.
"Cada uno de nosotros actuará como un Comandante en Jefe", promete el principal titular de primera plana de Juventud Rebelde y otro reza: "No le fallaremos".
"A su arsenal de ideas acudiremos siempre", proclama en portada Granma, órgano del Comité Central del partido Comunista de Cuba, del que Castro es primer secretario.
Ambos diarios, los únicos de la isla, se limitaron la víspera a desplegar en sus primeras planas el anuncio del líder revolucionario sobre su intención de retirarse tras medio siglo en el poder, sin reacciones ni comentarios.
Solo ha sido divulgada en medios oficiales una declaración de un jerarca del régimen sobre el retiro de Castro, que en el resto del mundo hace correr ríos de tinta y produce decenas de declaraciones de personalidades.
El presidente del parlamento cubano, Ricardo Alarcón, pidió a sus compatriotas "mantener en alto la dignidad de la patria" y hacerla más justa, libre, independiente y soberana.
Tampoco se sabe nada de si Castro, de 81 años, convaleciente desde hace 19 meses de una dolencia intestinal que le obligó a ceder sus funciones a Raúl Castro, de 76, seguirá en su cargo de primer secretario del Partido Comunista, único permitido en la isla.
El mandato ejecutivo de Fidel Castro quedará cerrado oficialmente el próximo 24 de febrero, cuando la Asamblea Nacional elija un nuevo Consejo de Estado, que él ha presidido desde que se creó el actual sistema de gobierno en 1967.
En el mensaje del martes en el que reveló su decisión, Castro adelantó que, desde ahora, en sus artículos de prensa subtitulados "reflexiones", será simplemente el "compañero Fidel" (antes eran "del Comandante en jefe").
Advirtió también que sus notas de opinión continuarán siendo "un arma más del arsenal con la cual se podrá contar" y recordó, por si había dudas: "no me despido de ustedes".
La opción escogida por el líder cubano sobresalía en la baraja de posibilidades que discutían desde hace año y medio analistas, diplomáticos, intelectuales y corresponsales, y si acaso sorprendió la forma en que lo anunció y el momento, cinco días antes del domingo en que se concretará.
Ahora las cábalas giran en torno a cuánto poder real mantendrá como líder indiscutible de la revolución de enero de 1959, como guía de la izquierda radical latinoamericana y como primer secretario del Partido Comunista, si mantiene ese cargo.
La constitución cubana consagra al partido como "la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado".
"Esa es una de las patas que quedan cojeando en este mensaje, ¿qué pasa con el partido?", dijo un observador.
En los 19 meses de interinato de Raúl Castro su hermano mayor ha seguido impartiendo aprobados y administrando vetos para los asuntos más vitales y la pregunta, ahora, es si eso cambiará mucho.
"Fidel va a continuar teniendo poder de veto sobre las decisiones del país y ese poder no se le va a discutir", dijo un analistas, aunque agregó que será cuestión de tiempo que su poder sea "cada vez más irrelevante", por su salud y el paso de los meses y los años.
Otros comentan el detalle paternalista de Castro cuando subraya en el mensaje del martes su "obligación" de preparar al pueblo para su "ausencia, psicológica y políticamente".
Sobre por qué Castro, que reconoció recientemente que se aferró al poder, decide renunciar ahora -otros creen que finalmente fue convencido de que era necesario-, un observador comentó:
"O su estado de salud está peor de lo que dicen los jefes de Estado que lo visitan", o las reformas económicas requeridas, y que Raúl Castro ha anunciado, "son más urgentes de lo previsto".
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