BARCELONA.- Seguro que has oído centenares de veces el pretencioso eslogan "No podemos conducir por ti". Casi tantas como a Pere Navarro, director general de tráfico, incriminando a todos los conductores por correr demasiado (de hecho, una de sus especialidades es multarte pensando en tu seguridad ignorando la suya propia), distraerse al volante e ignorar las normas de circulación. La obsesión por el velocímetro está cegando a los responsables de la DGT, que ignoran muchas otras causas de mortalidad en carretera. Nosotros, en lugar de meterte el miedo en el cuerpo, te lanzamos una propuesta: vuelve a la escuela; asiste a un curso de conducción. ¡Ah!, y, por supuesto, no corras.
En ocasiones, la carretera esconde situaciones muy peligrosas más allá de los límites de seguridad marcados por la DGT. Una vía helada limitada a 90 puede ser tan peligrosa a 100 como a 50, y requiere de conocimientos específicos en caso de emergencia que escapan a los de nuestro examen práctico. Esas y otras situaciones deberían hacernos reflexionar. Hay que cambiar el chip, reeducar nuestra actitud al volante. En otras palabras, visitar una escuela de conducción.
La DGT no las ve con buenos ojos. El ente asocia el lugar donde se encuentran, en la mayoría de casos circuitos o pistas de pruebas, con el germen de la tan temida velocidad. Sin embargo, allí no se aprende a correr, sino a frenar, a girar, a esquivar obstáculos (se suele decir que la vista del mal conductor tiende a fijarse en el obstáculo, no en el entorno, así que acaba chocando en lugar de trazar una línea de escape) y hasta a sentarnos al volante.
En otras palabras, a leer la carretera bajo cualquier circunstancia y saber qué hacer en caso de accidente. Evitar muertes en la carretera. Así que no dejes que otros conduzcan por ti. Hazlo tú mismo, pero con seguridad. Y, por supuesto, no corras.