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Zapatero y el nuncio cenan hoy para intentar normalizar las relaciones

EFE
Actualizado 14-02-2008 07:42 CET

Madrid.-  El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el nuncio apostólico en España, Manuel Monteiro, cenarán hoy en la sede de la Nunciatura para intentar normalizar las relaciones del Ejecutivo con la jerarquía eclesiástica, tras los desencuentros públicos de los últimos meses.

El jefe del Gobierno y el representante diplomático del Papa en España han coincidido en innumerables acto oficiales a lo largo de estos cuatro años y Zapatero reveló en uno de ellos, a principios de enero, que tenían pendiente tomar un caldo.

Será finalmente hoy y el mensaje que llevará Zapatero a la Nunciatura ya lo ha avanzado la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández del Gobierno: respeto mutuo.

Si bien a lo largo de toda la legislatura las discrepancias entre la Conferencia Episcopal y el Ejecutivo han sido públicas y sonadas -la ley del matrimonio homosexual, la enseñanza de la religión y de Educación para la ciudadanía, el divorcio rápido o la clonación terapéutica- hasta el pasado mes de diciembre el Gobierno y el PSOE habían evitado entrar en confrontación directa con los obispos.

De hecho, el Ejecutivo y la Conferencia Episcopal lograron cerrar en septiembre de 2006, y a satisfacción de las dos partes, un nuevo sistema de financiación para la Iglesia católica.

El detonante del mayor enfrentamiento entre los obispos y el Gobierno fue la multitudinaria concentración en favor de la familia católica celebrada el 30 de diciembre en la Plaza de Colón de Madrid.

Ese día, el cardenal Agustín García-Gasco advirtió de que los ataques a la familia cristiana conducían "a la disolución de la democracia" y el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, denunció que leyes como la del matrimonio homosexual hacían retroceder la Declaración de derechos humanos.

La dirección del PSOE, con un comunicado titulado "Las cosas en su sitio", exigió una rectificación tras acusar a la jerarquía eclesiástica de ignorar deliberadamente los fundamentos de la democracia y Zapatero advirtió a los obispos de que nadie puede imponer ni la fe ni las costumbres, sólo el respeto a las leyes.

Sin calmarse la situación, y en plena precampaña electoral, llegó la nota de la Conferencia Episcopal con motivo de las elecciones generales del 9 de marzo, que desencadenó un nuevo y duro enfrentamiento.

Los obispos animaron a los católicos a votar en conciencia y criticaron de nuevo el matrimonio entre personas del mismo sexo, el aborto o la asignatura de Educación para la Ciudadanía, aunque el punto que más soliviantó al Gobierno fue el dedicado al terrorismo, pues se decía que una sociedad justa no podía aceptar a una organización terrorista como interlocutor político.

El PSOE interpretó la nota como un apoyo directo al PP y Zapatero, quien aseguró que no permitiría a los obispos utilizar el terrorismo en campaña, les reprochó que aludieran a la negociación con ETA ahora y no ante los comicios de 2004, cuando hubo otro proceso de diálogo con la banda.

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