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Strangers in the night

    • El patinaje urbano se ha convertido en toda una alternativa de ocio nocturno
Por ELÍAS JUÁREZ (SOITU.ES)
Actualizado 01-02-2008 22:55 CET

BARCELONA.-  Son más altos que la media española, más veloces, más silenciosos y suelen verse de noche por las grandes ciudades. No te asustes, sólo son patinadores. Desde hace un tiempo el ocio nocturno plantea alternativas que distan mucho de la opción de bares, copas y humo. Se trata de actividades mucho más saludables, pues están basadas en aunar dos conceptos que unos años atrás no iban precisamente de la mano: noche y deporte. Una de las más curiosas es el patinaje nocturno, que en distintas ciudades españolas se ha convertido en más que una afición.

El hecho de calzarse unos patines y echarse a las calles durante las últimas horas del día es un hobby que nos viene heredado de otras urbes europeas como París o Ámsterdam. La mayor experiencia temporal de estas ciudades provoca que vayan un paso por delante. Por ejemplo, en la capital francesa, el Ayuntamiento cede a diversos guardias que acompañan a la "caravana roller". Aquí no se llega aún a estos niveles, pero hay que remarcar que la organización ha evolucionado muchísimo.

Barcelona y Madrid fueron las pioneras en España de una afición que empezó como el entretenimiento de "cuatro locos" y que ahora es mucho más que eso, ya que se han creado agrupaciones que realizan las salidas de forma totalmente organizada. Asociaciones como Madrid Patina o la Associació de Patinadors de Barcelona, entre otras, se han convertido en auténticas guías para los aficionados que se han planteado introducirse en este mundo.

Una de las mayores reivindicaciones de los patinadores nocturnos es la de contar con los mismos privilegios que los ciclistas. En algunos casos, como el de la Ciudad Condal, tienen permitida la circulación por los carriles bici. Sin embargo, en muchas ocasiones se encuentran con complicaciones, pues en algunas aceras o calzadas no está permitida esta práctica o, en su defecto, no están acondicionadas para ella.

Hoy en día, además de tratarse de una práctica bastante habitual en varias ciudades de nuestro país, forma parte de todo un estilo de vida, tal y como aseguran quienes lo practican. A pesar de ello, el paso de medio centenar de personas por las calles desiertas sigue sorprendiendo a los transeúntes que, un viernes a las doce la noche, vagan pausadamente quizá para realizar el trayecto del restaurante al bar de copas.

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