MADRID.- El Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid repasan la la trayectoria artística de una de las grandes figuras del arte del siglo XX, Amedeo Modigliani (1884-1920). La exposición, que abrirá sus puertas del 5 de febrero al 18 de mayo, exhibirá un total de 126 obras procedentes de museos e instituciones de todo el mundo, en un intento por mostrar a los maestros y las influencias que dejaron huella en el artista italiano. Entre ellos, Cézanne, Picasso o Brancusi o sus amigos de Montparnasse: Marc Chagall, Jacques Lipchitz, Chaïm Soutine o Moïse Kisling.
Su comisario Francisco Calvo Serraller, declaró hoy que esta exposición contextualiza, por primera vez, a Modigliani en un "diálogo contínuo con sus colegas, que eran la plana mayor del arte del contemporáneo en aquellos años" y subrayó la importancia del artista italiano que supo aunar "lo mejor de la tradición clásica con lo mejor de todas las vanguardias".
Para contextualizar las obras de Modigliani el Thyssen ha solicitado prestamos de la National Gallery of Art de Washington, la Tate de Londres, el MoMA de Nueva York, el Georges Pompidou de París, el Metropolitan o el Guggenheim de Nueva York. Entre los cuadros prestados, el conservador jefe del Thyssen, Guillermo Solana, destacó el 'Muchacho de chaleco rojo' de Cezanne procedente de la National Gallery of Art de Washington.
La simpleza de rasgos en sus retratos, sus desnudos más sensuales, los dibujos preparatorios y algunas de las escasas piezas escultóricas que creo Modigliani a lo largo de su vida, se exhiben en esta muestra junto a obras escogidas de Gauguin, Cézanne, Picasso, Brancusi o Derain, para mostrar influencias, descubrir similitudes o destacar paralelismos.
"Modigliani era un individualista radical al que nunca se le ha adscrito a ningún movimiento", aseguró Guillermo Solana, conservador jefe del Museo Thyssen, para quien Cézanne y Brancusi, fueron dos influencias "clave" en la obra de Modigliani.
Con una vida corta --murió antes de cum los cuarenta años--pero "muy novelesca", según apuntó hoy Calvo Serraller, la muestra realiza un recorrido por trayectoria artística de Amedeo Modigliani desde su llegada a París en 1906 hasta su muerte en 1920 un año después de empezar a ser reconocido internacionalmente.
"Modigliani nunca vendió bien sus cuadros. Fue en el verano de 1919, estando ya Modogliani muy enfermo, cuando logró que elogiaran su obra", apuntó el comisario técnico de la muestra, Juan Angel López.
RETRATOS Y DESNUDOS
Tras un gran imagen fotográfica de Modigliani en blanco y negr, y pistas 'didacticas' para no perderse por su vida, la exposición comienza, de la mano de sus primeros contactos con las vanguardias parisinas. Destaca su admiración por Cézanne y concretamente por su cuadro 'Muchacho de chaleco rojo', obra 'fetiche' para Modigliani, según explicó Solana, ya que llevaba siempre una reproducción en miniatura de esta pieza de Cézanne.
A continuación, se aprecian en los cuadros de Modigliani y de sus contemporáneos, las influencias del arte africano. De la mano de Brancusi, emprendió Mondigliani la talla directa en piedra, dejando atrás los remanentes tardorománticos de su producción temprana.
Del arte negro, nos adentramos en sus primeros retratos, principal medio de subsistencia par Modigliani a partir de 1915, cuando la tubercolisis le impidió continuar con su carrera de escultor por el polvo que producían las piezas.
Sus primeros retratos (1914) son deudores aún de la paleta fauve pero enseguida dan paso a un periodo en el que se evidencia cierta proximidad con el cubismo. Ya en 1916-1917 encontramos el estilo maduro de Modigliani, caracterizado por la síntesis entre línea y volumen plástico.
Del completo conjunto de obras reunido en esta sala, destacan los retratos de Anna Zborowska, mujer de su marchante y amigo Léopold Zborowski, así como los de los pintores Diego Rivera y Juan Gris, el del escritor judío Max Jacob, el de su compañera, Jeanne Hébuterne y su propio retrato.
DEL PECADO A LA SENSUALIDAD
La muestra también dedica especial atención a sus denudos. Mientras las primeras obras están dotadas de un fuerte componente expresivo, acorde con la concepción simbolista del cuerpo femenino como fuente de pecado. Poco a poco, Modigliani se fue desembarazando de todo contenido moralista para abrazar la sensualidad mediterránea.
Uno de estos 'desnudos recostados' procedente de la Pinacoteca Giovanni e Marella Agnelli de Turín- recibe al visitante de la exposición en la sede de la Fundación Caja Madrid, a modo de prolongación y enlace con las obras expuestas en el Museo Thyssen.
Junto a estos desnudos languidos y sensuales tanto de Modigliani como de alguno de sus contemporáneos, en la salas de Caja Madrid también se dedica un apartado al retrato y la breve producción paisajística de este artista (apenas pintó media docena) que supo plasmar la belleza y la austeridad del paisaje.
Acompañando a los paisajes de Modigliani figuran obras claves en este género de pintores próximos a él, como Marc Chagall, Chaïm Soutine, Maurice Utrillo y Léopold Survage.
El dibujo, que constituyó una constante fuente de experimentación para Modigliani, con retratos de amigos y conocidos y las esculturas de Ossip Zadkine, Jacques Lipchitz, Henri Laurens o Wilhelm Lehmbruck completan la exposición que se cierra con una treintena de fotografías del propio Modigliani y de los compañeros que le rodearon.
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