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Cascos que no protegen

    • ¿Cómo podemos distinguirlos de los seguros?
Por LLUIS MORALES (SOITU.ES)
Actualizado 29-01-2008 16:22 CET

BARCELONA.-  Todos sabemos, o deberíamos saber, que para montar en ciclomotor, scooter o moto se necesita llevar un casco homologado, bien abrochado, y que esté en perfectas condiciones. En determinados comercios, como algunas tiendas de 'Todo a un euro', se pueden encontrar algunos cascos de dudosa procedencia y nula capacidad de protección. ¿Cómo podemos distinguirlos de los seguros?

La mayoría de productos conflictivos en este sentido, como sucede de vez en cuando con juguetes, dentífricos o alimentos, proceden de China. Pero no por el hecho de que provengan del gigante asiático debemos sospechar que un casco de moto sea de mala calidad.

Muchas son las marcas que allí fabrican sus productos y que los han certificado adecuadamente en los organismos en los que corresponda (DOT / Snell en Norteamérica, CE/ONU en Europa…), o incluso que producen modelos para casas de renombre con sede en Europa o Estados Unidos.

Podemos salir de dudas con facilidad, ya que es fácil saber si un casco se incluye en la categoría de los se consideran como seguros. ¿Cómo? Porque en ese caso siempre irá cosida en sus correas o en el acolchado de su interior una etiqueta que acredite su homologación.

En el caso de España, esta etiqueta generalmente lleva un círculo con una letra E y un código de uno o dos números que indica el país de la UE donde se ha realizado la prueba. Debajo se añade una alusión a la normativa que iguala o supera, como por ejemplo, R22.05.P (la más avanzada en vigor a día de hoy).

Manda el dinero

Pero también es verdad que, en algunas ocasiones, lo que llega de China sólo cumple con un requisito: el precio. Si un importador sin escrúpulos decide importar cascos a tres euros la unidad, seguro que encuentra quien se los suministre. Una vez en nuestro país puede venderlos a diez o veinte euros a pequeños mayoristas, que los distribuirán por esas tiendas que todos conocemos.

Por el camino se ha engrosado el bolsillo mucha gente, ¿y quién pierde? El que cree que ha encontrado el chollo del día porque por treinta o cuarenta euretes tiene un casco, en lugar de los cien, doscientos o trescientos que le pedían en la tienda especializada por uno de gama media.

Lo peor de lo peor

Un par de ejemplos de lo comentado son los cascos de las imágenes adjuntas. Se trata de dos modelos retirados del mercado hace poco más de dos años por la Agencia Catalana del Consumo, organismo oficial de la Generalitat de Catalunya.

En ciertos supermercados asiáticos se podían encontrar expuestos, con total impunidad, cascos que no contaban con la menor medida de protección. Si damos una vuelta por unos cuantos comercios de tipo 'Todo a un euro' acabaremos encontrando algún que otro modelo similar, que no incluye etiqueta de homologación alguna, o que lleva alguna de cosecha propia.

El material con el que se conforman estos cascos es, sencillamente, poco digno incluso para fabricar juguetes (y no es broma, pues se trata de plásticos que incluyen rebordes de un burdo moldeo, que se agrietan y pueden cortarnos con facilidad). Quede claro que siempre, por muy despacio que circulemos en moto, o por muy cerca que vayamos a sus mandos, se debe llevar un casco puesto (y correctamente abrochado).

Pero sin que se quieran malinterpretar nuestras palabras, es posible que un accidente con un casco no homologado llegue a ser más peligroso que uno sin él, así que mucho ojo a la hora de adquirir uno fuera de los canales habituales.

¿Y si encima nos multan?

Hay que puntualizar que utilizar uno de estos cascos no sólo es peligroso, también es ilegal. Y es que, normativa en mano, está prohibido circular con cascos no homologados o que no estén correctamente abrochados. Así pues, si nos paran las autoridades competentes mientras circulamos plácidamente con una de estas gangas, no podemos decir aquello de "agente, yo no lo sabía".

Recordemos aquella máxima que dice que el desconocimiento de la norma no exime del cumplimiento de la misma. Y ya se sabe, si encima de que nos timan nos multan, nos acabaremos sintiendo como los del dicho popular: cornudos y apaleados.

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