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Donde los petrodólares se convierten en deportivos

    • El lugar del mundo donde más superdeportivos abundan son las calles de UAE
Por GERARD FARRÉ (SOITU.ES)
Actualizado 25-01-2008 12:28 CET

BARCELONA.-  Mientras las hipotecas y los impuestos nos aprietan cada vez más el cinturón, la gasolina sigue siendo uno de los gastos imprescindibles. ¿Saben en qué gastan sus fortunas la mayoría de los grandes jeques que controlan el negocio del petróleo? En acumular cantidades indecentes de coches de lujo en sus garajes.

Mientras la mitad del planeta se aplican restricciones en las emisiones contaminantes y se promueve la venta de automóviles más eficientes, hay un rincón del Golfo Pérsico en el que el cambio climático no importa lo más mínimo.

En los Emiratos Árabes Unidos (UAE) se vive en otra dimensión, en la dimensión del lujo y la desmesura. Allí las fortunas más grandes del planeta dedican su existencia a gastar su dinero en algo en lo que el resto de los mortales sólo podemos soñar.

Uno de estos imposibles para muchos y realidad para unos pocos son los coches de superlujo. Sí, esos coches que tienen precios de venta que oscilan entre los 100.000 y los 2 millones de euros, esos que rara vez vemos en una revista y de los que pensábamos que sólo había cuatro en el mundo.

Pues no hay nada como ver que la realidad supera la ficción y que en emiratos como Dubai o Abu Dhabi son el pan de cada día. En los UAE los usan para ir de compras o para salir al cine. Tal y como lo leen, en el aparcamiento de un centro comercial de Dubai, por poner un ejemplo, podemos encontrarnos con: Porsche Carrera GT –400.000 euros–, Rolls-Royce Phantom –419.840 euros– o Ferrari 599 GTB Fiorano –246.000 euros–.

Jeremy Clarkson, periodista británico de la BBC, entrevistó hace unos años a Mohammed Bin Sulayem, un conocido piloto de rallies y el supervisor designado por la FIA para todos los eventos de motor que se realizan en los UAE. En su testimonio relacionaba la pasión que los árabes viven por el motor con la larga tradición que allí hay por las carreras de caballos. Quizás sea ciero, pero de lo que si estamos seguros es que un caballo de pura sangre, aunque pueda ser igual de caro que un Ferrari Enzo, al menos contaminan menos que éste último.

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