Londres.- Con sus enigmáticas figuras humanas que parecen vivas pero ausentes, Juan Muñoz (1953-2001) alcanzó el cénit de su carrera en la Tate Modern de Londres, que ahora homenajea al escultor español con su mayor retrospectiva en el Reino Unido.
Muñoz mantuvo un especial idilio con la Tate -un museo de arte moderno con el que, según dijo una vez, "todos los artistas del mundo sienten una cercanía emocional"- y con Londres, donde estudió arte y hasta trabajó de lavaplatos antes de alcanzar la fama.
No en vano, su último y aclamadísimo trabajo, la espectacular instalación "Double Bind", respondió a un encargo para ocupar la colosal Sala de Turbinas de la antigua central eléctrica a orillas del río Támesis que alberga a la galería.
"Aquí aún queda la memoria de 'Double Bind', que fue su obra más ambiciosa, tal vez la obra cumbre de su carrera. Fue su Capilla Sixtina", dijo hoy el director de la Tate Modern, el español Vicente Todolí, al aclarar que la falta de espacio ha impedido incluir en la retrospectiva esa enorme obra, de 155 metros de largo y 35 de alto.
"Double Bind", una estructura de varios niveles con retablos de inquietantes figuras, culminó la corta pero meteórica trayectoria de Muñoz, truncada a la edad de 48 años por una muerte repentina en agosto de 2001, dos meses después de la inauguración de ese trabajo.
Su súbito deceso sacudió al mundo del arte internacional, que ya le había acogido en el olimpo de los renovadores de la escultura figurativa contemporánea, merced a unas instalaciones con un denominador común: la ubicación de figuras humanas misteriosamente inquietantes en diversos entornos arquitectónicos específicos.
Con ese precedente tan emotivo como simbólico, la Tate Modern no ha dudado en rendir tributo a Muñoz con una gran retrospectiva que se presentó hoy a los medios de comunicación en presencia del ministro español de Cultura, César Antonio Molina.
La exposición, titulada sencillamente "Juan Muñoz: Una retrospectiva" y muy aplaudida por la crítica británica, incluye más de 70 obras fundamentales del artista exhibidas en catorce salas.
La muestra, que se abre al público mañana, jueves, y podrá visitarse hasta el 27 de abril, abarca sus famosas esculturas e instalaciones, los sonidos y elementos de algunas de sus "performances", así como sus "dibujos-gabardina" sobre espacios interiores domésticos.
Si en los años ochenta, Muñoz empieza representando escaleras, balcones y barandillas que, fuera de contexto, desafían la percepción del público, sus trabajos posteriores tendrán como protagonistas a desconcertantes enanos, muñecos de ventrílocuo y chinos sonrientes esculpidos en bronce, terracota o resina.
Esos monigotes pueden verse en "Many Times" (1999), una de las obras más conocidas de las que se exhiben en la Tate, en la que nada menos que cien esculturas de personas de origen chino -todos calvos, grises, sonrientes y sin pies- invaden una amplia sala, en la que están aparentemente inmersos en animadas charlas.
La similitud de las figuras evoca una de las ilusiones ópticas de la percepción occidental, ya que "los chinos son como un truco visual", llegó a decir Muñoz, a la vez que tan abrumadora multitud convierte al espectador en un extraño completamente ajeno a su mundo.
Inspirado por la mirada que el pintor español Diego de Velázquez (1599-1660) dedicó a los enanos, Muñoz aborda este tema en obras como "Dwarf with a box" (1988), que se puede apreciar en Londres y reproduce a un hombrecillo subido a una mesa con una caja.
Esos trabajos, y muchos otros, demuestran que la obra de Muñoz "está muy viva" y "sigue sorprendiendo", comentó Todolí, al agregar que la Tate Modern adquirirá la obra "The Prompter" (1988), que integra la muestra y será donada por los herederos del escultor.
Tras su estreno en Londres, la retrospectiva, coproducida por el museo londinense y la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (SEACEX) de España, viajará en mayo al Guggenheim de Bilbao y en octubre recalará en el Museo Serralves de Oporto (Portugal).
La muestra también podría exhibirse el próximo año en el Museo Reina Sofía de Madrid, indicó el director de la Tate Modern, al confirmar las negociaciones para que esa institución pueda sumarse al periplo de la exposición.
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