Por una vez Volpini y Dr. Etxea están de acuerdo, al menos en parte, sobre la película de esta semana. ¿Pero qué sienten hacia 'El valle de Elah', filia o fobia?
'En del valle de Elah', la confusión, el pasmo. Tímido, Goliat: dos metros de estatura, muslos como jamones, brazos como los muslos, con coraza de bronce, casco, maza, barcos, tanques, aviones, escudo nuclear, le ha quitado a David su honda de destrucción masiva y le ha dado con ella en la cabeza hasta matarlo. Goliat piensa que es así como se maneja la honda y se pregunta para qué son las piedras que se ha encontrado en el zurrón de David: "¡Mira que es tonto! Me da con una de éstas y me ‘escalabra’", piensa Goliat. Muy bien pensado. Esto convierte el golpe de Goliat en acción preventiva: "¿No llevaba zurrón? Pues se le zurra".
Hank Deerfield, personaje que interpreta Tommy Lee Jones, lo presenta desde su perspectiva: el pequeño David contra el gigante semita del desierto. La mención que hace el personaje a este episodio bíblico en Irak da título a la historia. Un tanto ambiguo. Lo deshonesto es cómo se cuenta. Soldado norteamericano vuelve del frente y, sin siquiera telefonear a su familia, desaparece. ¿Qué ha pasado? Hasta el broche en el mástil, que se pretende nos coja por sorpresa, Haggis te lleva de la mano, tapándote los ojos donde no hay que mirar. Más aún: engaña a los propios personajes, haciéndoles moverse como si no supieran lo que saben. Sobre el recurso cíclico a la imagen del móvil, una historia tramposa, antes, después y, sobre todo, mientras.
'En el valle de Elah' pretende evocar aquella hazaña bíblica del frágil David venciendo con astucia al gigante Goliath. Una historia intimista y policial –la de esta producción americana- en la que no se sabe muy bien quién es el fuerte, ni quién el débil. Porque no me puedo creer que nadie, salvo los más recalcictrantes 'neocon', se permitan dárselas de víctimas frente a los "malvados iraquíes". Y menos un director como Paul Haggis con una trayectoria reflexiva y apadrinado por Clint Eastwood. Recordamos su guión de 'Million Dollar Baby'. Como no me puedo creer tal dislate, llego a pensar que el personaje de Tommy Lee Jones, ex-oficial del servicio de inteligencia militar, me quiere contar otra cosa que no acabo de entender, ni siquiera cuando me pone las estrellas abajo y las barras por encima, o sea la bandera del revés. ¡Auxilio!
La película parte de la desaparición de un soldado que vuelve de la guerra. El padre es un veterano de Vietnam todavía obcecado en la bondad de las misiones militares que no impide que sus dos hijos se desangren por la patria al servicio de un ejército ocupante. Se pasa las casi dos horas de 'El valle de Elah' buscando desesperadamente a su hijo menor. El espectador siente empatía con un padre tan dolorido, tan entregado y tan magistralmente interpretado que lucha contra la desidia institucional de su país. Ahí debe estar la trampa. Nos lo cuentan tan bien que no nos lo podemos ni creer. Tanto el suspense como la mirada al interior de los personajes, incluida la madre Susan Sarandon, están muy bien llevados e interpretados. También hace buen papel Charlize Teron de inspectora que se quiere sacar una espina frente a sus compañeros agentes que la ningunean. Recomiendo que la vean por si tienen suerte y además de disfrutar de la historia de ese hombre bueno que indaga por su cuenta, 'En el valle de Elah' les aporta una nueva visión saludable del patriotismo.
Ficha técnica
*Federico Volpini y Dr. Etxea son nuestros colaboradores de cine.
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