PARÍS.- El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el jefe del Estado galo, Nicolas Sarkozy, certificaron hoy la buena sintonía tanto en lo personal como en lo político durante la XX cumbre bilateral celebrada en París, empezando por la política migratoria, a pesar de que en su momento Sarkozy fue muy crítico con el proceso de regularización llevado a cabo por el líder socialista.
Fruto de la colaboración a la que ambos se comprometieron en materia de inmigración, España y Francia impulsarán las repatriaciones conjuntas de irregulares en el marco europeo. El jefe del Gobierno español quiso insistir sin embargo en que los expedientes de expulsión de los clandestinos son "individuales".
Zapatero explicó que España ya lleva a cabo una tarea continua de repatriación de irregulares por parte de diferentes ministerios y que ha habido ya seis vuelos conjuntos coordinados entre España y Francia.
Este proyecto, explicó, tiene una vertiente técnica que consiste en diseñar alternativas de vuelo, diferentes escalas y responsabilizarse de manera compartida respecto a las rutas, el trayecto que tiene una dimensión estrictamente "técnica".
La dimensión política del acuerdo, prosiguió, es hacerlo conjuntamente respetando que la repatriación de cada inmigrante exige un expediente "individual" y que por supuesto se puede hacer de manera conjunta en "cuanto a los vuelos". "Estoy de acuerdo", apostilló por su parte Sarkozy, que consideró la cuestión de la inmigración más allá de las divisiones entre "izquierdas y derechas".
A lo largo de la rueda de prensa celebrada al término de la cumbre, Zapatero habló de una cooperación centrada en tres ideas. En primer lugar, construir una política europea mediante un pacto que ha venido arrancando progresivamente y que va a tener, dijo, "sello" franco-español. En segundo lugar, mantener un compromiso "decidido" frente a la inmigración ilegal, que "no cabe" en el espacio europeo.
Así, se buscará garantizar el principio de que la inmigración respete la ley, esté vinculada al trabajo y la normativa de cada país. En tercer lugar, impulsar la colaboración en las repatriaciones conjuntas y participar más activamente en acuerdos que permitan políticas de desarrollo con los países emisores de la inmigración.
Sarkozy, mientras, defendió la política de inmigración francesa negando que se trate de "expulsar" a los inmigrantes y dejando claro que de lo que se trata es de devolver a sus casas a quienes no tienen papeles. "No es un objetivo expulsar a la gente", sentenció, destacando además que combatir la inmigración ilegal es un deber porque no hacerlo es convertirse en "cómplice" de las mafias "que sacan provecho de la miseria del mundo".
El mandatario francés apuntó que hay que reconocer que "la inmigración del trabajo es necesaria" y apostilló "más necesaria en España que en Francia, pero es necesaria". Por ello, destacó que el Gobierno francés quiere elaborar cuotas, por oficios y por regiones, para regular la inmigración.
DISCREPANCIAS SUPERADAS
Además, se encargó de aclarar que las discrepancias mantenidas con Zapatero a cuenta del proceso de regularización de inmigrantes que realizó el presidente español tras llegar al Gobierno fueron fruto de "incomprensiones" que después de haberse sentado alrededor de una mesa se han superado. Sarkozy aseguró comprender la situación en que se encontró Zapatero cuando llegó al Gobierno, con 700.000 inmigrantes irregulares y necesidades en el mercado de trabajo.
Zapatero incidió en esta idea al destacar que Francia y España están de acuerdo en "los principios y en los objetivos" de cómo debe de ser la inmigración y que lo que hay que hacer ahora es "sumar los medios y los instrumentos" que comporta, prioritariamente, mirar hacia Africa.
En la declaración conjunta firmada con motivo de la cumbre, España y Francia acuerdan intensificar su cooperación para luchar contra las redes de inmigración irregular mediante el desarrollo de intercambios de información, de investigaciones de expertos y con la participación de Europol.
Se proponen, igualmente, impulsar la agencia Frontex para reforzar la vigilancia en las fronteras exteriores de la UE. En este contexto, los dos países se asociarán para poner a disposición de la agencia los medios necesarios para una vigilancia más intensa en las costas marítimas del Magreb y Africa del Oeste. Francia está dispuesta a intensificar su dispositivo aeronaval.
También intercambiarán sus experiencias respectivas en materia de expulsión de ciudadanos comunitarios por razones de seguridad y por insuficiencia de medios de subsistencia. París y Madrid quieren iniciar una reflexión en el ámbito europeo, y en primer lugar con Italia, con vistas a la aplicación de la directiva en la materia.
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