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Pasando consulta en Naboo

  • Pacientes de un lado y otro de la galaxia vienen a revisión
Por ESTHER SAMPER (SHORA)
Actualizado 30-12-2007 01:10 CET

Naboo es uno de los lugares más conflictivos de la Galaxia por las batallas contra la Federación de comercio. Yo, en lugar de atender de urgencias a los heridos de guerra, tengo que quedarme aquí pasando las rutinarias consultas a extraños personajes venidos desde allí.

Aunque no me quejo, esta mañana me han llegado cinco pacientes de diferentes especies (un tanto ratitos, todo sea dicho) con algunas enfermedades extrañas que me servirán para un congreso de medicina intergaláctica en la capital, Theed. Todos han accedido a divulgar sus casos. Eso sí, sin la mención del nombre completo y cara parcialmente oculta para preservar su intimidad.

J. Especie: Hutt.

El primer paciente de la mañana. De haberlo sabido, hubiera sido el último. Me ha dejado un pestazo a Hutt en la consulta que ya no se ha podido ir en todo el día. Ha venido porque se queja de que, por mucho que coma, no se siente satisfecho. Dice que es como si tuviera un Sarlacc en su interior. Le he puesto en la báscula (en la especial que tenemos para estos bichos) y creo que su problema es más bien otro: su IMC indica una obesidad mórbida extrema.

Cuando se lo he comunicado me ha respondido que él ha estado fuertecito toda su vida, que el estrés de las apuestas y los gritos de las esclavas le despiertan el apetito (Nota mental: remitir al psiquiatra por posible ludopatía y psicopatía). Le he dicho que su problema es grave, que si desea vivir los mil años que vive un hutt normalmente que tiene que ponerse a dieta pero ya. Y le he comentado todos los problemas que van asociados a su estado: se dejará las articulaciones hechas polvo con el tiempo, correrá más riesgo de padecer diabetes, le costará trabajo respirar, caminará aún más lento de lo que ya lo hace, tendrá más probabilidad de sufrir infartos y accidentes vasculares...

Le he dicho que tenemos una cirugía bariátrica muy buena para estos casos, en los que los pacientes pierden gran cantidad de peso, pero que tiene que poner de su parte y hacer dieta para llegar con las mejores condiciones posibles a la operación. Después tendremos que hacer una cirugía plástica con todos los colgajos de piel que le queden por la pérdida de grasa, que no van a ser pocos.

Dice que sí, que está dispuesto, pero no le veo muy por la labor. Le he mandado una dieta hipocalórica para seguirla durante dos meses y que después vuelva a mi consulta a ver cómo ha progresado. Entonces ya fijaremos la fecha de cirugía. Espero que no se cabree cuando sepa que hay una lista de espera de dos años. Al final, se ha mostrado bastante amable y me ha invitado a su palacio donde dice que me divertiré tanto como sus súbditos. Ya veré si voy, ese hutt me da mala espina.

J. J. Binks. Especie: Gungan.

Ha llegado quejándose en esperanto de los horribles picores que tiene por todo el cuerpo. Dice que a veces es tan insoportable que se empieza a rascar con las paredes de su ciudad submarina. Le he echado un vistazo a las lesiones cutáneas que presenta y tiene toda la pinta de ser una tiña circinada.

Le cubre casi todo el cuerpo, he tomado una muestra para que lo estudiase el dermatólogo y me ha dicho enseguida que se trataba del hongo Trichophyton concentricum . La humedad de su ciudad y la piel especialmente queratinizada de los gungan hacen que sean proclives a estas infecciones.

He buscado un poco en el British Medical Journal y parece que que estos casos son muy frecuentes. Un compañero dermatólogo escribió un extenso artículo describiendo las manifestaciones de esta enfermedad en los Gungan. Le he recetado un antifúngico oral durante cuatro semanas, a ver qué tal le va. Él se ha ido contento: "Misa agradecerte mucho, misa traerte regalito próximo día".

Chew. Especie: Wookiee.

Ha venido gritando: "¡hnnnhrrhhh awwgggghhh urrrrrggggggggggghhhhhh!". No comprendo el churywook y no ha venido ningún intérprete, así no he entendido nada. Según las señas que me ha hecho, creo que quiere decir que le duele la espalda. Seguramente la ha forzado en alguna tarea. Aunque hable muy raro, busca lo mismo que casi todos los que vienen aquí: un analgésico para el dolor. Se lo he dado y me he puesto a mirar un poco su larga cabellera.

Su pelo se asemeja mucho a individuos de la especie humana con hipertricosis lanuginosa congénita, más conocido como el síndrome del hombre lobo. Me he quedado con las ganas de cortarle el pelo para ver su apariencia tras éste, pero seguramente me mataría si lo hiciera.

Es probable que los wookiees procedieran hace miles de años de aquellas personas con hipertricosis y viajaran a un nuevo planeta en el que adquirieron su idioma, constumbres y algunos cambios evolutivos. Por si acaso, le he quitado varios pelos para un posterior estudio de ADN.

A. Skywalker. Especie: Humana.

Un niño la mar de encantador y guapo. Ha venido porque tiene un poco de fiebre y sospecha que tiene alguna infección. Le he hecho un análisis de sangre y no he encontrado nada, excepto un nivel impresionante de midiclorianos.

Los últimos estudios científicos sobre el tema señalan que hay una proporción casi directa entre la cantidad de midiclorianos y lo que nosotros llamamos energía extrafísica pero que el resto de mortales y especialmente Jedis llaman "La Fuerza".

Este joven llegará lejos, la energía extrafísica es grande en él. He consultado alguna bibliografía y mencionan que entra dentro de lo normal que de vez en cuando aparezca fiebre con un nivel elevado de midiclorianos. En este caso, más que fiebre, se trataría de una hipertermia ligera. Así que voy a ingresarle unos días para vigilarle y comprobar que desciende la fiebre y descartar que sea una infección.

D. Maul. Especie: Sith.

El polo opuesto de Anakin. Yo no entiendo eso del Lado Oscuro y el Lado de la Luz que tanto comentan los Jedis. Yo distingo entre buenas personas y malas personas. Y no hace falta ser médico para saber que Anakin es un sol y Darth Maul un hijo de puta. Lo tiene grabado en el rostro.

Ha acudido por lo que él piensa que es una depresión. Dice que la sangre y los gritos de sus víctimas ya no le estimulan tanto como antes. Que ha perdido la alegría de matar. Momento en el cual he aprovechado para acercar el dedo al botón de emergencias que alerta a los de seguridad. Es un botón muy útil cuando nos vienen pacientes agresivos y de éste no me fío un pelo.

He seguido escuchándole y ha mostrado prácticamente todos los rasgos de una psicopatía, un caso de libro. La lástima es que no hay tratamiento para lo suyo y tampoco podemos ingresarle. Pero es un peligro tenerle suelto y los policías no se atreven a encarcelarlo. Así que le he dicho que su depresión era grave y que lo mejor era tenerlo ingresado para tratar lo que tiene.

Ya les he comentado a las enfermeras que aprovechen para atarlo a la cama cuando esté durmiendo. No está bien mentirle a un paciente, pero peor es dejarle suelto y que siga matando a gente. En estos casos, la salud y la vida de la población prevalece sobre la voluntad y libertad de un individuo. Comentaré el caso al comité ético y seguramente me darán la razón.

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