Washington.- El Índice de Precios al Consumo (IPC) estadounidense registró en noviembre un repunte del 0,8 por ciento, la mayor subida en más de dos años, debido al incremento del 5,7 por ciento en los precios de la energía, según cifras publicadas hoy.
La cifra superó las expectativas del consenso de analistas, que habían pronosticado un ascenso del 0,6 por ciento.
Mientras tanto, la inflación subyacente, que excluye los precios más volátiles de la alimentación y la energía, fue del 0,3 por ciento, el registro más alto desde enero. Los analistas esperaban un 0,2 por ciento.
El IPC aumenta a un ritmo interanual del 4,3 por ciento, por encima del 4,1 pronosticado por los analistas, aunque si se excluye la energía y la alimentación el aumento fue del 2,3 por ciento, en línea con las expectativas.
Además de gastar más en gasolina y comida, los estadounidenses también tuvieron que pagar más el último mes por la ropa, los billetes de avión y los medicamentos.
Las cifras publicadas hoy llegan solo un día después de que el gobierno diera a conocer que los precios al por mayor aumentaron un 3,2 por ciento en noviembre, el dato más alto desde agosto de 1973.
El calentamiento inflacionario representa un nuevo riesgo para la primera economía mundial, que trata de hacer frente a la depreciación de los activos inmobiliarios, la grave crisis crediticia y la menor confianza de los consumidores.
Con todos esos datos sobre la mesa, el ex presidente de la Reserva Federal (Fed) Alan Greenspan aseguró hoy que las probabilidades de recesión están "claramente aumentando".
"Alguien que tiene un sistema inmunológico que no funciona muy bien está sujeto a todo tipo de enfermedades y la economía a estos niveles de crecimiento está sujeta a todo tipo de posibles sacudidas", aseguró Greenspan en una entrevista difundida hoy por la Radio Pública Nacional (NPR).
Muchos economistas creen que el crecimiento económico podría caer en el actual trimestre por debajo del uno por ciento, lo que supondría una brusca desaceleración frente a la tasa del 4,9 por ciento del tercer trimestre del ejercicio.
Greenspan destacó que existe deflación inmobiliaria en todo el mundo: "Ha empezado en España, Gran Bretaña y en otros países por muchos motivos diferentes y claramente va a tener un impacto en las economías de todo el mundo", insistió.
Por lo demás, la subida de precios dificulta la tarea a la Fed, que ve limitada su capacidad para seguir rebajando los tipos de interés y estimular así el crecimiento económico.
El banco central estadounidense rebajó esta semana el precio oficial del dinero por tercera vez en lo que va de año y dejó los tipos de interés a corto plazo, que sirven de referencia para las tasas de un gran número de préstamos, en el 4,25 por ciento.
Los mercados interpretaron hoy que la campaña de relajación monetaria podría haber tocado fondo, lo que provocó correcciones a la baja en los principales índices de referencia de Wall Street.
Tanto el Dow Jones, como el Standard & Poor's 500 y el mercado electrónico Nasdaq registraban números rojos durante las primeras horas de negociación, con pérdidas que rondaban el medio punto porcentual.
La posibilidad de que los tipos dejen de bajar animó, por el contrario la cotización del dólar, que ganaba terreno hoy frente al euro y la libra esterlina.
Además de los datos de inflación, hoy se publicaron también las cifras de producción industrial que subió un 0,3 por ciento el mes pasado, por encima de lo previsto, lo que sugiere que la locomotora estadounidense puede tener todavía más vapor del esperado.
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