San Francisco (EEUU).- Los automóviles eléctricos parecían condenados al olvido desde finales de los años 90 pero en el californiano Silicon Valley varias empresas han retomado el interés y quieren llenar en breve las carreteras con estos vehículos.
El alto precio del petróleo y el éxito de modelos híbridos como el Toyota Prius están motivando a muchos fabricantes a experimentar con tecnologías alternativas, si bien los primeros automóviles podrían no estar al alcance de cualquiera.
La firma californiana Tesla Motors es una de las compañías más prometedoras del sector y proyecta lanzar el próximo año el primer deportivo eléctrico del mercado.
El Roadster, como se conoce al prototipo, aspira a convertirse en un éxito entre los apasionados de los deportivos de lujo con conciencia ecológica y que, además, puedan desembolsar los 100.000 dólares que costará el automóvil.
En la lista espera figuran nombres como el George Clooney, los fundadores de Google -firma que, por cierto, subvenciona la compra de vehículos híbridos a sus empleados- y hasta el gobernador del estado de California, Arnold Schwarzenegger.
El Roadster alcanza una velocidad de 125 millas por hora (201 kilómetros por hora) y permite conducir unas 245 millas sin recargar (394 kilómetros), 100 millas más que el malogrado EV1 que General Motors lanzó en 1999.
La principal innovación es que el Roadster funciona con baterías de iones de litio semejantes a las de los ordenadores portátiles y que, según Tesla, tienen más capacidad de almacenamiento que las baterías de níquel de los vehículos híbridos del mercado.
A diferencia de otros fabricantes de automóviles, Tesla se concentra en la producción de las baterías y del software para el deportivo y todo lo demás, desde los frenos hasta los cinturones, lo encarga a otras firmas.
La cultura empresarial es también más parecida a las de sus vecinos en Silicon Valley que a las de sus competidores en Detroit. Tesla ofrece opciones sobre acciones a sus empleados y se financió con aportaciones de inversores privados y firmas de capital-riesgo.
Las inversiones de compañías de capital-riesgo también están detrás de Project Better Place, una organización que aspira a revolucionar la industria automovilística fabricando baterías intercambiables para vehículos eléctricos.
Project Better Place quiere ser algo así como un operador de telefonía móvil: la firma venderá o alquilará automóviles eléctricos en paquetes que incluyen cuotas mensuales y, además, operará una red de estaciones de servicio para recambiar las baterías.
La principal novedad es que estas baterías de litio podrán ser extraídas del vehículo y cambiadas por otras, lo que evitará perder tiempo en recargar y permitirá hacer más kilómetros.
Shai Agassi, ex-directivo del fabricante de software SAP y fundador de la empresa, afirma que "la tecnología existente unida a un modelo de negocio adecuado y una infraestructura de escala permitirán una reducción significativa de las emisiones de carbono".
Agassi quiere aliarse con los fabricantes de vehículos y proporcionar las baterías, de forma que los consumidores puedan recibir vehículos subvencionados o, incluso, gratis, como ocurre en el sector de la telefonía móvil.
En los próximos 24 meses, la compañía empezará a probar este modelo de negocio en "diferentes mercados", pero no ha dado otros planes concretos salvo que espera tener "100.000 vehículos eléctricos rodando en las carreteras" en 2010.
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