Tanto tiempo esperando la noticia, tantos comentarios sobre su estado de salud y sobre su aspecto físico y sin embargo la noticia me sobrecoge y me deja durante unos minutos en estado de shock. Ha muerto Antonio Vega, ha nacido una leyenda.
La prensa digital, las radios y las televisiones escupirán hoy todo tipo de datos biográficos sobre el más grande de los músicos españoles. Hablarán de sus inicios en el Liceo Francés, de cómo formó el grupo con su primo Nacho y su amigo Carlos, de cómo un tímido estudiante de arquitectura creó en la playa de la Malvarrosa un himno generacional mientras hacía la mili, de sus problemas con la industria de la época que no supo cómo vender a Nacha Pop, de todo tipo de adicciones, de su desigual carrera en solitario, de la magia de sus composiciones, de su legión de fieles, de su fragilidad, de su sensibilidad, de su inmenso talento, del lado oscuro de la música... Pero yo quiero recordar a otro Antonio. Hoy, Antonio, como tú le cantabas a Marga, me quedo contigo. Con la muerte de Antonio Vega saltan a mi mente muchos recuerdos asociados a canciones, conciertos, amigos, ilusiones y sueños.
Recuerdo su primer Lp que trajo a casa un amigo de mi hermano mayor el mismo día que salió a la venta. Aquellas doce canciones cambiaron definitivamente mi vida. Y en aquel grupo, frente a la exuberancia de su primo Nacho, estaba un líder callado y taciturno en medio de tanta fiesta.
"Los torpedos y los patos van a romper esta noche, el ambiente está vibrando, escucha a los chicos, cierra los ojos, está estallando. Nadie puede parar, nadie puede parar-te , uh,uh, todo vuelve a empezar" Frases como estas resumían el espíritu de una época. La urgencia de la noche y la fiesta de toda una generación que tuvimos la suerte de despertar a eso indefinible llamado adolescencia al mismo tiempo que todo un país que también se desperezaba de la modorra de los años grises. Una generación que asumió como natural lo que pocos años antes hubiera sido ciencia ficción.
Recuerdo conciertos en RockOla el mismo día que al otro lado de la ciudad se quemaba Alcalá20, como primer signo de que la fiesta siempre tenía dos caras. Recuerdo el single de No Puedo Mirar, adelanto de su tercer Lp, comprado en Escridiscos para apagar la frustración de la plata en el Eurobasket de Francia83. Recuerdo el concierto en el aniversario del Liceo Francés en 1985. Recuerdo el Paseo de Camoens, Icade, Astoria, Cercedilla, el Palacio de Deportes con los Nikis de teloneros, más RockOla... y para cerrar Jácara en dos sesiones. Recuerdo, recuerdo..."No me olvido".
En el 88 en Jácara parecía que la historia se cerraba, después de 9 años, 6 discos y más de 50 canciones... Los Nacha habían sido un grupo eminentemente madrileño, con menos repercusión en el resto de España. No fueron los más vendedores ni falta que hacía, incluso fueron incomprendidos por muchos en su época. Demasiado blandos para los modernos, demasiado duros para los blandos, demasiado serios para los transgresores, demasiado raros para los medios...
Nacha Pop se despedía y dejaba una legión de huérfanos preocupados ante tanto rumor sin confirmar. Nuestro amigo se había echado atrás... o eso parecía. Desde que se separaron en el 88 la leyenda de Nacha Pop no paró de crecer, al mismo tiempo que Antonio fue construyendo su carrera en solitario y añadiendo más fieles a su parroquia.
Su primer Lp titulado proféticamente No me iré mañana y un par de años después su maravillosa El sitio de mi Recreo le devolvieron a las primeras páginas de la actualidad.
Los años siguientes fue requerido para un sin fin de colaboraciones con todo tipo de artistas, y a cuentagotas él siguió despachando fantásticos discos. Le pudimos seguir viendo en locales cada vez más pequeños, cada vez más íntimos donde se le perdonaba todo y dónde sobrecogía al personal, entregado de antemano, con quince minutos de magia, de magia con precisión. Era cuando Antonio ponía en práctica aquello de salir, tocar, para verte sonreír y hacia soñar a su público. Ahora, me arrepiento de las veces que falté a la cita casi mensual que Antonio estableció con su gente en Clamores en el barrio de Chamberí al lado de casa.
En paralelo su nombre aparecía en los primeros puestos de todas las listas que revistas y medios hacían de las mejores canciones de una época. Varias generaciones de músicos reconocían a Antonio como influencia de sus carreras y uno de los mejores creadores de música en español.
Luego llegó hace un par de años la gira del regreso de Nacha Pop, que a pesar de los temores cumplió con creces las expectativas. Si lo malo de los mitos es que vuelvan, lo bueno de los mitos es que cuando vuelven están a la altura del mito. Y lo estuvieron. No lo sabíamos entonces, cuando despreocupadamente dijimos aquello de éste nos enterrará a todos pero hoy ya sabemos que era la gira de despedida.
Hoy, cuando los políticos están debatiendo en el Parlamento el estado de la nación, yo desde aquí se lo digo a nuestros políticos la nación está triste, la nación que tiene entre 30 y 45 años llora en silencio el final de la adolescencia y tiene un motivo más que añadir a las razones de su tristeza.
Y a ti, Antonio, sólo decirte que igual que cantabas aquello de no puedes mirar tu sonrisa sin temblar yo hoy no puedo escuchar tu música sin temblar. Antonio, te vas pero nos dejas lo que tú y yo sabemos, nos dejas tu música. Muchas gracias. Te echaremos de menos
Nacho Latorre ( www.lateralzurdo.blogspot.com)
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