¿Cuántos pensamientos por segundo pueden llegar a pasar por tu cabeza en el momento de marcar el gol que abre el camino de España a la final de la Eurocopa? ¿De quién se acordó Xavi tras batir a Afinkeev? ¡Puede que ni él lo recuerde! Hay momentos en la memoria que son inolvidables, pero irrecuperables racionalmente. El 8 de España se acordaría de su familia, de su novia, de Iniesta que le dio el pase del gol y del resto de sus compañeros, de Aragonés, al que quería llevar a la final para que tuviera una despedida digna, de los aficionados que poblaban las gradas de Viena y de los que sufrían en los bares y las casas españolas
¿Se montó su cerebro en la máquina del tiempo y aterrizó en tierras asiáticas seis años atrás? ¿Cambió la camiseta dorada por la roja que vestía en los cuartos ante Corea? Esta Eurocopa está redimiendo a España de sus fantasmas, de las sombras que nos han acompañado tantos años. Rompimos con ochenta y ocho años de historia derrotando a Italia y vengando a Luis Enrique y a todos los que lloraron al ritmo de las lágrimas del asturiano. Puede que Xavi Hernández al marcar el primero para la roja, al inaugurar el marcador que luego continuaron Güiza y Silva, se acordase de Guus Hiddink.
Casillas, Puyol y Xavi son los tres jugadores que estuvieron en el Mundial de Corea y Japón de hace seis años. Son los jugadores que salieron desolados del campo, llorando e insultando al árbitro. Guus Hiddink dirigía a la selección coreana que se deshizo de España a los penaltis, erró Joaquín, después de que el colegiado egipcio anulase dos goles legales a los hombres de Camacho.
Xavi vagaba por el césped segundos después de que Corea hubiera logrado el pase a las semifinales. Caminaba sin rumbo, cabizbajo, hasta que observó a su compañero Helguera insultando al árbitro. Xavi fue el encargado de parar al cántabro, fue el encargado de evitar que agrediese al árbitro del encuentro. Puede que al marcar esta noche haya pasado por su cabeza el defensa del Valencia, se haya desquitado de la espinita clavada y haya recordado los saltos de Guus Hiddink en la banda mientras el conjunto coreano hacía piña en el medio campo.
Rompió el empate en el minuto cuatro de la segunda parte, después de haber iniciado él la jugada en el medio del campo. Iniesta fue su compañero de batalla. Xavi apareció en el partido cuando más se le necesitaba. Dio alas al equipo español que se creció como un coloso y aplastó a una menuda Rusia. Terminó viendo el partido desde el banquillo. ¿Observaría a Hiddink por el rabillo del ojo? Ya están eliminados todos los fantasmas que acechaban a la roja. Italia y Hiddink han caído. Ahora sólo queda disfrutar y hacer disfrutar con el buen juego que han desarrollado en la segunda parte. Ya sólo les falta un último escollo para su objetivo: Alemania. ¡Podemos!